Íñigo Urkullu compareció hace unos días rodeado de la Ejecutiva nacionalista para dejar constancia de que no son partidarios del juicio contra Ibarretxe y Patxi López por colaboración en un delito de desobediencia presuntamente cometido por Arnaldo Otegi al no cumplir la sentencia del Tribunal Supremo de 27 de marzo de 2003, de disolución de Batasuna.El presidente del PNV ha llamado a "evitar que el juicio se convierta en un espectáculo poco edificante susceptible de ser utilizado en contra de las instituciones vascas y sus legítimos representantes". O sea, que no habrá patadas en los huevos, aunque le harán un pasillo de honor al lehendakari.
El otro candidato encausado ha mostrado unos hábitos considerablemente más democráticos. Como no podía ser de otra manera, no considera que sea una humillación someterse a la justicia y se ha limitado a hacer declaraciones. Eso sí, qué declaraciones. Su resumen es "Volvería a hacerlo". En esas mismas condiciones, claro, ante el mismo espejismo, estaría dispuesto a cometer el mismo error. Asombroso. Ya es un error alentar en ETA la esperanza de que siempre habrá un dirigente socialista dispuesto a negociar con ella.
JIV
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