En continuación con el anterior artículo, profundizaré algo
más en el tema. Pues lo creo conveniente y especialmente argumentar con datos
que los deberes son hasta necesarios si queremos fomentar ciertos hábitos
(constancia, trabajo diario y responsabilidad).
Es cierto que muchos sistemas de éxito han eliminado los
deberes y están experimentando con esos modernos métodos pedagógicos que tan
bien quedan en los reportajes de los telediarios. Pero esto esconde una
realidad que no se cuenta tanto:
- En el top
de mejores notas en PISA 2012 en matemáticas había varias
ciudades chinas que participaron en la prueba (Hong Kong, Shanghai y Macao,
también Taipéi en Taiwan), junto a ellas, completan la parte alta de la
clasificación los siguientes países (por este orden): Singapur, Corea del Sur,
Japón, Suiza, Holanda, Estonia, Finlandia y Canadá. El informe se puede
consultar (versión PDF): http://www.oecd.org/pisa/keyfindings/pisa-2012-results-overview.pdf
Y sí, en Finlandia o Canadá pueden ser más innovadores,
siendo el lema autodidactismo como a mí me gusta. Pero los países asiáticos (y
son ellos los que mandan en las pruebas internacionales y en los exámenes de
acceso a las universidades más prestigiosas de todo el mundo) siguen un modelo
clásico, con todas sus consecuencias
No nos confundamos, como puede leerse en este link (http://content.time.com/time/magazine/article/0,9171,2094427,00.html)
en Corea del Sur el Gobierno llegó a prohibir a las academias privadas estar abiertas
después de las 22.00 horas porque temía por el exceso de trabajo que las
familias imponían a los estudiantes. Lo mismo puede decirse de Japón, Singapur
o de las ciudades chinas que arrasan en las comparaciones internacionales. Estudiar,
vale. E hincar los codos más, por eso tienen las mejores notas: porque son los
que más trabajan.
En otras palabras, es fundamental competencia y exigencia
como parte del sistema educativo. Especialmente si se quiere acceder a la
universidad. Por eso son los que tienen mejores notas son los que entran.
Recuerdo que es mucho más fácil tener acceso a un buen puesto de trabajo si se
ha estudiado bajo este sistema exigente y competente (luego nos extrañamos,
aquí en España, del "desempleo juvenil"). Por eso si se quiere tener
un buen trabajo, hay que currárselo (nada de irse de novillos o de pastar en el
campus): hay que trabajar, estudiar y competir
Oro de los equívocos es el que asocia deberes (o falta de
ellos) y exigencia. Igual lo podemos ver para los que hablan de la autonomía de
los centros sin dar un paso más. Ahora se pone muy de moda los reportajes sobre
escuelas holandesas sin libros de texto, colegios finlandeses que aplican el
método del caso o institutos canadienses que mezclan ajedrez, piano y física.
Cojonudo. Que bonito sería disfrutar de esta autonomía y capacidad de
adaptación. Nada más lejos de la realidad. Me explico.
Estos centros existen. Tienen buenos resultados. Y sus
profesores tienen libertad de enseñanza al 100%. Pero lo que no es cierto es
que esto sea un mundo de rosas y felicidad. Todo esto tiene otra cara que gusta
mucho menos (los derechos están muy bien, pero de las obligaciones mejor no
hablamos verdad?): responsabilidad y rendición de cuentas.
En cualquier país con un sistema educativo de éxito (ya sea
europeo, asiático, americano o del Polo Norte) la autonomía va ligada al
control y a la rendición. Se tendrá autonomía, pero se vigilan los resultados.
Vigilancia clásica, con exámenes clásicos; en otros, con pruebas muy exigentes
para el acceso a la carrera docente y con una evaluación continua de los
profesores; y algunos optan por dar libertad a los padres para elegir centro y
los financian en función de su capacidad para atraer alumnos.
Finlandia es un claro ejemplo, es una mezcla de estos tres
métodos.
Es curioso como la gente ve el sistema finlandés como el
sistema de moda entre políticos y periodistas.
Pero lo que la gente no ve es lo siguiente. Si un profesor
"moderno o enrollado" da matemáticas mezcladas con música puede
hacerlo, pero deberá rendir cuentas. Y si el método no funciona, será despedido
fulminantemente del colegio.
Ahora vaya usted querido lector a decirle a nuestros
profesores funcionarios de la escuela pública que piden autonomía que pueden
ser despedidos o ver sus emolumentos reducidos si sus métodos no funcionan.
Ahora pregúnteles si desean este cambio. Seguro que no.
Aunque algunos desearían probarlo, muchos sindicatos o
grupos de presión (de esos que tanto defienden la educación pública "de
calidad") se opondrán con certeza a cualquier cambio.
Puede que algunos países no tengan deberes, pero el sistema
se examina cada día.
NOTA BENE:
En el artículo de Benito Arruñada que comentaba en el
anterior artículo, se preguntaba por la conveniencia o no de ese Pacto de
Estado en Educación que todos los partidos aseguran que se esforzarán en
buscar. También todos defienden que es la base sobre la que construir el futuro
de nuestras escuelas y universidades. Y es cierto que sería necesario para el
medio plazo.
Pues en efecto, no podemos aprobar una ley cada 4 años y
esperar que surta efectos "mágicos" antes de las siguientes
elecciones (una ley educativa requiere 10 años mínimo para ver sus efectos).
Pero todos sabemos cómo son nuestros políticos. Acudirán a
ese mantra del "Pacto" para eludir sus responsabilidades. Y así, nos
pasaremos horas discutiendo sobre si la religión debe ser evaluable, o cuantas
horas en castellano o catalán deben darse; en vez de pensar como organizar el
sistema para que sea verdaderamente útil para el mercado laboral o qué hacer
para generar valor añadido en la universidad.
Y así nos va,
JIV
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