OTRA PERLA DE "BIBI"

El otro día, nuestra querida “Bibi” hizo unas curiosas declaraciones en las mañanas de cuatro (esos debates tan objetivos e imparciales como los de “alto y claro” en Telemadrid). Hete aquí lo que dijo:

"No se rompía la patria potestad cuando en el año 2002 aprobaron (los del PP) la Ley de Autonomía del Paciente, por la cual se permite que cualquier joven pueda operarse de lo que quiera, incluido de cirugía estética, ponerse tetas, por ejemplo o incluso someterse a una operación de cambio de sexo..."

Entonces, ¿Quiere decir la ministra que una chica de 16 años puede pasar por el quirófano y llegar a casa cualquier tarde y decir: "Ya no soy Mari Carmen. A partir de ahora quiero que me llaméis Manolo"? Ya sería bastante susto que desayunes con una hija como Audrey Hepburn y a la hora de cenar se te siente enfrente Scarlett Johansson (por cierto, ese cambio no estaría mal). Pero lo del cambio de sexo es demasiado para estos desgraciados padres.

Pero yendo a lo concreto y al grano, alguien debería explicar a “Bibi” que una cosa es ponerse tetas y otra, aumentarse el tamaño, que debe ser de lo que se trata.

Aquí hay un problema práctico. ¿Quién paga esas expansiones a una adolescente de 16 años para que pueda dar esas alegrías a sus padres? Ponerse tetas, como ella dice, cuesta un riñón, salvo que el universo de Aído está habitado por las adolescentas de 'Sin tetas no hay paraíso'. A esas edades no se tiene cuenta corriente (o no se tiene una cuenta corriente suficiente para este dispendio), pero puede obtener el dinero de otros modos.

Ella quizá tenga la perspectiva andaluza, donde el cambio de sexo lo paga la seguridad social. He aquí su próximo paso: una iniciativa conjunta con la ministra de Sanidad para que la Seguridad Social cubra en toda España las operaciones de cambio de sexo. Es extraordinario que la Sanidad Pública no cubra la salud bucodental más allá de las meras extracciones y se considere que la CRS, Cirugía de Reasignación Sexual, es una prioridad sanitaria (cuando a lo mejor debería ser una prioridad psiquiátrica).

JIV