jueves, 27 de septiembre de 2012

REFORMA EDUCATIVA (I)


El pasado viernes 21 de septiembre el gobierno aprobó la séptima reforma del sistema educativo (que me temo que no será la última). Como siempre, los partidos de la oposición, no darán su brazo a torcer. Especialmente el PSOE, principal responsable del desastre educativo en este país, ya está afilando las garras.
 
Pues bien, he de decir que la educación se ha visto sometida en España durante los últimos años a la confrontación política y se ha situado en el centro del debate ideológico, entre izquierdas y derechas (o las Dos Españas, como uno prefiera). Las posturas enfrentadas y los debates artificiales con un claro transfondo ideológico han ganado a la reflexión serena y lógica. Y así, se han dejado de abordar los verdaderos problemas, entre otros, el índice de fracaso y abandono escolar, los bajos resultados académicos obtenidos, el desfase de niveles educativos entre las comunidades autónomas (Bienvenidos al “maravilloso Estado de las Autonomías”), los conflictos de convivencia en los centros, la escasa consideración social de la labor del profesorado (falta de respeto y autoridad).
 
Lo peor de nuestro modelo educativo radica principalmente y sobre todo, del modelo educativo socialista contenido en la LODE, la LOGSE y la LOE, cuyos postulados rebajan la cultura de la exigencia, del rigor y del esfuerzo, como manifiestan los contenidos curriculares y los criterios de evaluación y promoción de curso. Este modelo ha permanecido inamovible a pesar de la sensación de que ha habido continuas reformas. Sin embargo, cada reforma no solo ha llevado a peor el sistema educativo, sino que han creado más problemas (por ejemplo Epc).
 
Ha llegado el momento ineludible de diseñar una estrategia a medio y largo plazo para que la economía española y el bienestar de sus ciudadanos mantengan o incluso incrementen las cotas alcanzadas hasta hoy. La mejor solución para el desarrollo económico y la cohesión social pasa por disponer de un buen sistema de educación y formación para el empleo, un sistema que promueva la calidad en la enseñanza. Los hechos demuestran que los países que ejercen hoy un liderazgo económico, político y social son aquellos que, en su día, decidieron apostar claramente por la educación y la formación de sus ciudadanos (muy especialmente los países nórdicos).
El problema de los alumnos desmotivados es grave y frecuente en España. Pero el abandono y fracaso escolar no es sólo un problema educativo, sino también social y familiar, cuya máxima responsabilidad en la búsqueda de soluciones corresponde a los poderes públicos. Pero que es preciso contar con la colaboración de los padres en el inculcamiento de los valores que garanticen una calidad humana en las personas.
 
Desde la implantación de la LOGSE, se ha reclamado un bachillerato de tres años de duración, como los de la gran mayoría de los países de la Unión Europea, que permita que nuestros alumnos lleguen a la universidad sin las carencias actuales. En efecto, un bachillerato de tres años permitiría dosificar mejor la carga lectiva de todas las materias y estaría en la línea de la mayoría de sistemas educativos europeos.
Pero hay que hacer hincapié en que esta etapa educativa no es obligatoria, pero se debería hacer un mayor esfuerzo para mejorar la calidad y la excelencia de este nivel.
 
A pesar de todo no se han adoptado todas las medidas necesarias y oportunas. Es preciso un cambio hacia parámetros de calidad basados en la valoración del conocimiento, la exigencia en el aprendizaje, la evaluación rigurosa y el esfuerzo como garantía de progreso personal, porque sin esfuerzo no hay aprendizaje. Como ha señalado ya el propio ministro de Educación, estos son valores educativos universales, no exclusivos de determinadas ideologías.
Hay que desechar lo que se ha demostrado poco válido. Es imprescindible aumentar el peso de las materias instrumentales, lectura, escritura y matemáticas, en la enseñanza Primaria, modificar la configuración actual de la Secundaria y prestigiar como merece (pues la LOGSE desprestigió) la Formación Profesional, que debería ser una de las grandes prioridades.
 
Y todo esto parece que ni el PSOE ni los partidos nacionalistas comprenden.
 
Y así nos va.
 
JIV
 
PD.- En próximos post iremos desgranando lo fundamental de este proyecto de ley.

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