sábado, 9 de enero de 2016

CASO NOOS

Dentro de un par de días (si nadie lo evita) comenzará la segunda fase del juicio del caso noos. En donde la infanta Cristina se sentará en el banquillo de los acusados imputada (o como se dice ahora: investigada) por ser cooperadora necesaria de dos delitos fiscales.

El jefe del Estado sabía desde noviembre de 2014 de la imputación de la infanta y desde octubre pasado de la apertura del juicio oral. Tiempo suficiente para que el monarca hubiese reclamado del propio Estado -el Gobierno y los partidos políticos con representación parlamentaria- la aprobación de la ley orgánica prevista en el artículo 57.5 de la Constitución que ordena que con una norma de esa naturaleza se resuelvan las abdicaciones, las renuncias “y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden sucesorio a la Corona”. Tiempo también suficiente para que el Estado, sin estímulo del monarca, hubiese actuado consecuentemente.
Parece ser, como siempre ocurre en este país, que la gente no hace sus deberes (¡Encima algunos quieren quitarlos!, perdón, que se me va la pinza).

En una Monarquía parlamentaria determinados derechos personales como los de Cristina de Borbón en la sucesión a la Jefatura del Estado deben dejar de serlo por mandato de la ley cuando su titular los desmerece (aunque sea remota la posibilidad de llegar a suceder efectivamente a la misma. Resulta, por tanto, por completo anacrónico -y por lo tanto intolerable- que en nuestro sistema político se mantengan espacios exentos a la aplicación de normas jurídicas emanadas de las Cortes Generales. Estamos ante uno de ellos que debió suprimirse, más aún cuando el Gobierno (con mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado) y la oposición socialista fueron capaces de ponerse de acuerdo en la ley de abdicación de don Juan Carlos.

Por eso, no es sólo el Rey el que debería asumir el trance muy negativo de que su hermanita se siente en el banquillo con sus derechos sucesorios vigentes (quedan menos de 48 horas para evitarlo). También la situación interpela al Estado y a su diligencia.

Y como siempre la casa sin barrer.

Menudo año nos espera.

Y así nos va,


JIV

No hay comentarios: