La jornada de reflexión. Pero ¿Qué demonios es? Pues nada, que no se puede hablar ni debatir ni hacer campaña. Vamos, que la política está prohibida. Para así al ciudadano votante pueda "reflexionar" sobre las distintas y variadas "alternativas" políticas sin estar coaccionado ni costreñido.
Menuda trola, ¿verdad?
Porque ahora con Internet se demuestra la estupidez de la jornada de reflexión. Por no hablar de los famosos indignados que, a mi juicio y sin influir en la encuesta que he puesto, se han saltado la Ley Electoral a la ligera y, aún estando prohibida su excursión/acampada, ellos siguen allí. Si yo convoco una manifestación o corto el tráfico, sin autorización o estando prohibida, las fuerzas del orden, en ejercicio de las facultades que le concede el Estado de Derecho, utilizan "su fuerza" para disolver la manifestación u ordenar mi desestimiento y si sigo insistiendo, me multan o si me pongo gallito, pues un par de leches y al calabozo. Esto funcionaba antes así. Ahora no. La Ley ya no es igual para todos. El Estado de Derecho ha muerto pues.
En conclusión. Como esto no se puede tolerar, lo mejor sería eliminar esto de la "jornada de reflexión" y permitir manifestaciones, tumultos, acampadas en las plazas públicas, para que así, los ciudadanos podamos gozar de un bonito sábado de primavera acampados en la puerta del sol o en las plazas de los ayuntamientos o convocar manifestaciones sobre por ejemplo, los derechos laborales de las hormigas.
Pues nada. Reflexionen y mañana voten a conciencia. No se dejen influir por las apariencias de estos movimientos. Ya sabemos de qué pie cojean. Descansen que mañana es un día muy duro (sobre todo a los que les toque estar en las mesas).
JIV
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