jueves, 29 de diciembre de 2011

¡MENUDA LA QUE NOS ESPERA!



Sí, sí querido lector. Ya sé que en estas fechas se dan mensajes positivos, excesivamente positivos. Y que el titular puede suponerle un varapalo a sus expectativas. Pero es que el año que viene va a ser peor. Pues es cierto que menuda nos espera.

Privatizaciones (algunas inexplicables como la de Paradores de Turismo), congelaciones de sueldos, nula oferta pública de empleo y retracción de la inversión pública en inversión productiva, y otras medidas de “choque” para salir de la crisis y, supuestamente, generar empleo. Mal vamos si se ofrecen menos puestos de trabajo y mal vamos si lo que conseguimos es retraer el Producto Interior Bruto. Y por lo tanto, agravar los efectos negativos de esta crisis: más paro, más pobreza, mayor descontento social, etc.
No se alarme querido lector, esto es sólo una posibilidad bastante probable, pero solo es una posibilidad (la más negativa de todas, pero no por ello inexistente).

Luego, en el plano político tenemos la presencia de los proetarras en el hemiciclo. Con lo que añadirán más confrontación, si cabe, al problema de la crisis, en relación con sus objetivos y exigencias (las cuales no renuncian, salvo por imperativo legal). Todo gracias al “regalo” que el Tribunal Constitucional (saltándose todos los informes policiales, e incluso su propia jurisprudencia).
Y no sólo eso, sino que ahora, los sindicatos e indignados que han estado inactivos durante bastante tiempo (al menos 2 años sin decir ni hacer nada), van a ser los que, de una manera o de otra, ejerzan la labor de oposición real. Algo que, a mi juicio, no sería nada democrático, pero ese es el defecto de la mayoría absoluta del PP; que si bien el gobierno no está hipotecado por partidos minoritarios, si no utiliza bien esta mayoría podemos tener una legislatura bastante conflictiva y crispada.

Y por último, tenemos una crisis institucional (como ya he repetido insistentemente en otras entradas en este humilde blog) sin precedentes, con unas instituciones y un sistema prácticamente corrompido y podrido. Pocas áreas están limpias de esta podedumbre. Y nadie se atreve a solucionar el problema (ni siquiera el PP se ha atrevido a avanzar alguna propuesta de solución).

Todo esto a la larga va a generar problemas, muchos problemas. Así que, con la esperanza de que, al final, saldremos de esta concluyo: ¡Menuda nos espera!

JIV

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