La verdad es que el panorama es del todo desalentador. Sí,
muy desalentador.
Empezando con el parlamento nacional, se puede ver que
prácticamente y salvo un pacto de gran coalición (algo harto difícil), la cosa
se pone muy interesante (desde un punto de vista negativo claro), porque parece
que nadie tiene posibilidad de gobierno, salvo que se pacte con partidos
incómodos (en otras palabras, independentistas) o bien que "alguno de los
grandes" se muestre magnánimo y se abstenga, facilitando que el otro
gobierne (algo también improbable). Salvo sorpresa alguna, que no descarto
(tras la experiencia de la CUP
en Cataluña creo que nos podemos esperar cualquier cosa).
Si pasamos a la situación de algunas zonas regionales
(Cataluña, Valencia o Andalucía) el panorama político y económico es desolador.
Entre el independentismo, la ruina económica de estas regiones, la corrupción,
el desempleo y la pobreza, me temo que no se puede dar un diagnóstico
optimista. La gente dice que España no es Grecia, y tiene toda la razón: porque
en España tenemos 3 Grecias. En fin, es para echarse a temblar.
Lo divertido es ver como algunos hablan de Estado Federal:
¿Y qué diferencia hay con lo que tenemos? Pues muy sencillo, la única que hay
es el régimen foral. Por lo que en caso de un Estado Federal, habría que
eliminar los privilegios territoriales, ya que la base del federalismo es la
igualdad entre sí de los territorios que conforman la Unión Federal. Y curiosamente,
esto último no se dice (¿Será que nos la quieren meter doblada por segunda
vez?)
Otros, como el politólogo podemita e ilustre exfalangista
Jorge Vestrynge, defienden un Estado confederal. Algo así como una Suiza con
sus cantones, pero a lo bestia (¡Con los recuerdos tan bonitos del cantonalismo
español del siglo XIX!).
En fin, menudo espectáculo (a ver cuánto nos va a costar la
broma a los contribuyentes todos estas propuestas y debates). Porque no les
quepa ninguna duda que hay otros independentistas que están tomando mucha nota
de la "experiencia catalana" (como el PNV o las mareas gallegas).
Siguiendo con las pretensiones de algunos partidos. Como el
de Pablo Iglesias. Que pretende dividir su partido en distintos grupos, a pesar
de haber ido en coalición y no haber competido entre sí en las zonas donde esos
grupos se presentaban en confluencia con Podemos. En otras palabras, quieren
hacer trampas. Ellos se quejan de que su pretensión es muy democrática, pero de
democrática no tiene nada. Es extraño que el supuesto experto politólogo
desconozca el artículo 23.2 del Reglamento del Congreso.
Por otro lado, y lo más grave, creo, es que han tomado el
Congreso como si fuera un patio de colegio, en vez de tratar a la institución
(y por tanto a sus votantes) con un poquito más de respeto. A mí es que esa
actitud (y los actos infantiles de algunos) me daban vergüenza ajena.
Pero eso es lo que toca, a disfrutar lo votado.
JIV
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