A propósito de la polémica de los
titiriteros de los "Carmena & boys" voy a dar una idea sobre lo
que significa la libertad de expresión, que es un derecho fundamental,
garantizado por la
Constitución ; y por los tratados Internacionales que
garantiza que un ciudadano puede expresar sin cortapisas sus ideas.
Lo que algunos no saben y no
entienden, o prefieren ignorar, es que el ejercicio de este derecho, que no
puede estar sujeto a censura previa, no exime a su autor de responsabilidades
ulteriores, que deben estar expresamente fijadas por la ley.
Aunque en la Declaración Universal
de Derechos Humanos en su artículo 19 señala que todo individuo tiene derecho a
la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser
molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y
opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier
medio de expresión; en el artículo 29 se establecen ciertos límites. En dicho
artículo señala que en el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus
libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones
establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el
respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas
exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una
sociedad democrática.
Y lo que es más, en el artículo
20 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos señala en concreto
que toda propaganda en favor de la
guerra estará prohibida por la ley. Y además, continúa señalando que toda
apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la
discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley.
En otras palabras hay cosas que
están prohibidas aunque sean propias del ámbito de la libertad de expresión. Y
son tratados internacionales.
He resumido en unos párrafos los
argumentos legales que suponen un zasca en toda la boca de Pablo Iglesias, Ada
Colau, y la concejal "cagueta' de de Cultura del Ayuntamiento de Madrid,
que se apresuró salvar su culo cesando a los que contrataron a los titiriteros;
que colgaron jueces y exaltaron a los terroristas de Al Qaeda y de ETA , y que
ahora exigen que el juez ordene su inmediata puesta en libertad (cosa que al
final parece que se ha hecho aunque no se les exime de momento de
responsabilidad legal).
En uso de mi libertad de
expresión, yo podría defecarme (al igual que lo han hecho muchos) en todos los
antepasados de algunas personas que hieden cada vez que abren la boca para
expresar un pensamiento desmesurado, pero ellos, en uso de su derecho de
protección al honor, podrían hacer que un juez me diera un disgusto; y ése
matiz alguno lo olvida.
La libertad de expresión que
asiste a todos los ciudadanos por el hecho de serlo, no está especialmente
pensada para que un maltratador insulte a su mujer, o para que un "hoolligan"
se acuerde gravemente de la madre de un árbitro, como tampoco está pensada para
que unos titiriteros pro etarras hagan apología del terrorismo.
Esa libertad está pensada para
todos los ciudadanos pero especialmente para los defensores de los derechos
humanos, para los opositores políticos, para los creadores de opinión, para los
escritores; y los artistas que son los que con más frecuencia se expresan en
público, pero todos estos también están sujetos a la ley.
Ya sabíamos que si los de Podemos
gobiernan en España, los jueces serán funcionarios al servicio del ejecutivo (como
de facto sucede en Venezuela que se inventan pruebas falsas para encarcelar a
los opositores) pero de lo que no hay duda es de que la cárcel y la justicia no
está hecha para sus delincuentes.
JIV
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