jueves, 4 de marzo de 2010

SI YA LO DECÍA YO

Hace unos días posteaba acerca del futuro de la Fiesta Nacional en Cataluña y de ciertas paradojas (ver entrada del 18 de diciembre de 2009). Aunque reconozco que en aquel momento no entré en el debate sobre los asuntos que trataba. Solo subrayé una cosa curiosa: Se puede llegar a prohibir la Fiesta Nacional (sólo a raíz de la propuesta de apenas 300.000 firmas, muy representativas de los 6 milloncejos de catalanes), pero esta prohibición no afecta a la fiesta regional, los correbous. ¿Por qué? Muy fácil querido lector, todo lo que huela a español en Cataluña es preciso prohibir (y si no es esta la razón, ¿Por qué las corridas no y los correbous si?

Quiero llamar la atención sobre un hecho, y es que en Cataluña se están produciendo unos ataques a la libertad personal del individuo que están mermando seriamente las libertades y derechos propios de una democracia. Aristóteles constató hace ya casi tres mil años la vertiente social del ser humano manifestada en su libertad de convivir en la polis. Las raíces de la democracia (y estas en la polis, sociedad) están en la libertad individual del ser humano, previamente al reconocimiento de cualquier libertad de “manifestación pública” (que no es otra cosa que concurrencia de libertades individuales).

¿Qué significa todo este rollo filosófico? Pues sencillamente que a nadie se le obliga (por ley) a asistir a las corridas de toros. Y en el mismo sentido una ley no puede prohibir asistir a las corridas a quien lo desee. Pues sería un ataque muy grave (propio de dictaduras) a la democracia y a las libertades y derechos individuales.

¿Se han parado a pensar los diputados catalanes las consecuencias económicas de la posible prohibición de las corridas? ¿Son conscientes de que pueden abocar al toro de lidia a su extinción a largo plazo? Ningún ganadero va a gastarse el dinero en mantener a un toro (alimentación, seguros de daños – pues es un animal bravo en régimen de semilibertad –, veterinarios) si no va a sacar provecho de ello (y cuesta mucho mantener una ganadería de toros, más que cualquier otro tipo de ganadería).

En fin, la ¡irresponsabilidazzz política al poder! Y sobre todo, ¡minorías al poder!

JIV

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