Si, estimados lectores, hoy 28 de julio de 2010 el parlamento de Cataluña (que dentro de poco serán 7 veguerías y no 4 provincias), ha decidido prohibir las corridas de toros en Cataluña a partir de 2012.
Es curioso, la fiesta nacional, que es de todos los españoles, está teniendo mucho calado, cada vez más, en el sur de nuestro querido país vecino, Francia. Repito, curioso.
En fin, la broma esta de la prohibición va a suponer varias cosas. Primero, muestra la debilidad del señor Montilla, que, si tanto le gustan los toros, debería dimitir y volver a su tierra natal (de la que nunca tenía que haber salido) si tiene algo de vergüenza. Segundo, la incoherencia y la hipocresía de la izquierda, para aprobar la ley del aborto se exigió una disciplina de partido, mientras que para esta se decidió dar libertad para votar “en conciencia” (que conste que las comillas no me gustan). ¿Significa esto que un ser humano vale menos que un animal? Pues me temo que casi sí. Pero no obstante, precisamente lo que se pretendía era dar facilidad a la aprobación de la prohibición, que con una sencilla disciplina de partido (que es como debe ser) no habría salido adelante (porque con una llamada desde Moncloa se habría solucionado).
Y tercero, ahora le va a estallar la patata caliente al PSOE. Aunque este partido tiene una virtud que hay que reconocerle, y es la habilidad de imputar al adversario los defectos propios como si fuera su titular exclusivo.
De verdad ¿Se han creído ustedes que están hablando de la tortura animal? No. Se trata de la lucha contra un sintagma: el que llama a las corridas de toros 'la fiesta nacional'. Mientras hablamos de esto, en el Parlament sigue su curso la ley para blindar los 'correbous', una fiesta de les Terres de l'Ebre, en la parte baja de Cataluña, consistente en correr por las calles a un toro al que se amarra a los cuernos un artilugio al que se prende fuego.
Ah! Que se me olvidaba. Ya que los catalanes les gusta el dinero (al menos está ese tópico, que lo digo sin ánimo de ofender) que sepan que el coste de las indemnizaciones les va a costar a cada ciudadano 52 euros (que aunque no es una millonada, al bolsillo aprieta). Que lo piensen cuando voten en las próximas elecciones. Y si de verdad están en contra de la prohibición (o a favor) que voten en conciencia (donde debe de ser ejercitada).
JIV
Es curioso, la fiesta nacional, que es de todos los españoles, está teniendo mucho calado, cada vez más, en el sur de nuestro querido país vecino, Francia. Repito, curioso.
En fin, la broma esta de la prohibición va a suponer varias cosas. Primero, muestra la debilidad del señor Montilla, que, si tanto le gustan los toros, debería dimitir y volver a su tierra natal (de la que nunca tenía que haber salido) si tiene algo de vergüenza. Segundo, la incoherencia y la hipocresía de la izquierda, para aprobar la ley del aborto se exigió una disciplina de partido, mientras que para esta se decidió dar libertad para votar “en conciencia” (que conste que las comillas no me gustan). ¿Significa esto que un ser humano vale menos que un animal? Pues me temo que casi sí. Pero no obstante, precisamente lo que se pretendía era dar facilidad a la aprobación de la prohibición, que con una sencilla disciplina de partido (que es como debe ser) no habría salido adelante (porque con una llamada desde Moncloa se habría solucionado).
Y tercero, ahora le va a estallar la patata caliente al PSOE. Aunque este partido tiene una virtud que hay que reconocerle, y es la habilidad de imputar al adversario los defectos propios como si fuera su titular exclusivo.
De verdad ¿Se han creído ustedes que están hablando de la tortura animal? No. Se trata de la lucha contra un sintagma: el que llama a las corridas de toros 'la fiesta nacional'. Mientras hablamos de esto, en el Parlament sigue su curso la ley para blindar los 'correbous', una fiesta de les Terres de l'Ebre, en la parte baja de Cataluña, consistente en correr por las calles a un toro al que se amarra a los cuernos un artilugio al que se prende fuego.
Ah! Que se me olvidaba. Ya que los catalanes les gusta el dinero (al menos está ese tópico, que lo digo sin ánimo de ofender) que sepan que el coste de las indemnizaciones les va a costar a cada ciudadano 52 euros (que aunque no es una millonada, al bolsillo aprieta). Que lo piensen cuando voten en las próximas elecciones. Y si de verdad están en contra de la prohibición (o a favor) que voten en conciencia (donde debe de ser ejercitada).
JIV
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