La crisis que sufre nuestro país tiene consecuencias muy graves. Paro, déficit público, cierre de empresas, caída del consumo, pérdida de poder adquisitivo, peligro de rescate.
No obstante, no todo son malas noticias.
Pues en efecto en plena crisis económica, la generación ni-ni, ha pasado de ser algo habitual entre nosotros, los jóvenes españoles, a estar en peligro de extinción. La crisis agudiza el ingenio y otras cosas, como dicen.
Poniendo datos sobre la mesa, y según la Encuesta de Población Activa (en adelante EPA), después del verano de 2009, se cifraba en 136.696 los jóvenes de entre 16 y 29 años que ni estudian ni trabajan. Sólo 15 meses después (finales de 2010) el número ha descendido hasta los 80.358, lo que supone el 1,06% de la población juvenil.
Y además, sólo podría considerarse genuinamente miembros de la generación ni-ni a un 25% de esa cifra anteriormente descrita (Es decir, aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan ni tienen voluntad para hacerlo, que es la definición ni-ni). Muchos se empiezan a replantear su futuro. Ejemplo de ello es el aumento que se observa de alumnos en Formación Profesional (un 5%) y en la universidad (un 7%).
El boletín del cuarto trimestre de 2010 de la EPA demuestra cómo la juventud recupera su educación. Pues durante ese año ascendió un 15,27% los jóvenes parados que cursan estudios y descendió un 31,83% el número de inactivos desanimados que no estudian.
Por lo que se ve, la crisis agudiza el ingenio y las ganas de trabajar o de estudiar. Ahora, hasta los más vagos (fíjense que algunos hasta tienen conciencia), quieren ponerse a estudiar para poder trabajar en algo y ser útil en la vida (en vez de estar chupando de sus papis y de papá Estado).
JIV
No obstante, no todo son malas noticias.
Pues en efecto en plena crisis económica, la generación ni-ni, ha pasado de ser algo habitual entre nosotros, los jóvenes españoles, a estar en peligro de extinción. La crisis agudiza el ingenio y otras cosas, como dicen.
Poniendo datos sobre la mesa, y según la Encuesta de Población Activa (en adelante EPA), después del verano de 2009, se cifraba en 136.696 los jóvenes de entre 16 y 29 años que ni estudian ni trabajan. Sólo 15 meses después (finales de 2010) el número ha descendido hasta los 80.358, lo que supone el 1,06% de la población juvenil.
Y además, sólo podría considerarse genuinamente miembros de la generación ni-ni a un 25% de esa cifra anteriormente descrita (Es decir, aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan ni tienen voluntad para hacerlo, que es la definición ni-ni). Muchos se empiezan a replantear su futuro. Ejemplo de ello es el aumento que se observa de alumnos en Formación Profesional (un 5%) y en la universidad (un 7%).
El boletín del cuarto trimestre de 2010 de la EPA demuestra cómo la juventud recupera su educación. Pues durante ese año ascendió un 15,27% los jóvenes parados que cursan estudios y descendió un 31,83% el número de inactivos desanimados que no estudian.
Por lo que se ve, la crisis agudiza el ingenio y las ganas de trabajar o de estudiar. Ahora, hasta los más vagos (fíjense que algunos hasta tienen conciencia), quieren ponerse a estudiar para poder trabajar en algo y ser útil en la vida (en vez de estar chupando de sus papis y de papá Estado).
JIV
No hay comentarios:
Publicar un comentario