jueves, 10 de marzo de 2011

NIEVE Y DGT

La nieve y los atascos, nunca mueren. Siempre están ahí. Molestos. Muy molestos.

Recordarán los más avezados en la memoria aquella nevada que cayó en febrero de 2004, un mes antes de la jornada electoral que llevó a nuestro querido presidente a La Moncloa. Por entonces, faltaba un mes para que Alfredo Pérez Rubalcaba (en adelante APR) acuñara su divisa: "los españoles merecen un Gobierno que no les mienta". Él era solo por aquel entonces candidato al Congreso por Cantabria. Y APR se preguntó (y cito textualmente):

"dónde está el ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, mientras media España lleva dos días paralizada a causa del temporal que está afectando a Europa". "Cascos, una vez más", ha "dado la espalda" a los españoles afectados por el temporal, y tachó de "tercermundista" que el mal tiempo "paralice medio país", lo que achacó a "la imprevisión y la improvisación del Gobierno".
"Toda Europa está nevada, sin embargo funciona, lo que demuestra que la Europa de los servicios públicos acaba en los Pirineos", (...) El "caos" producido en autopistas y carreteras nacionales, líneas de ferrocarril o aeropuertos no tiene justificación alguna "salvo que el responsable de este desaguisado esté cazando; nunca están cuando hace falta", como ocurrió en la catástrofe del "Prestige".
"Llama mucho la atención que los populares se hayan pasado toda la semana inaugurando cosas y ahora hayan desaparecido", y confió en que esta vez Álvarez Cascos "no eche la culpa a los automovilistas por haber tenido la osadía de salir de casa".

Pues bien, al año siguiente, ya gobernando el PSOE, hubo varios temporales de nieve y otros tantos colapsos circulatorios (¿Se acuerdan?). La portavoz del Gobierno tiró de refranero popular con una sonrisa: "Año de nieves, año de bienes".
La directora general de Protección Civil, por aquel entonces, era Celia Abenza Rojo, reprendió a los conductores por echarse a la calle (ni que uno no pueda hacer lo que le de la gana) y el PP en la oposición devolvió al Gobierno las palabras de Rubalcaba del año anterior.

La cosa no acaba aquí. En efecto, tres años después la nieve volvió colapsar no sólo el tráfico rodado, sino el funcionamiento del aeropuerto de Barajas (¿Se acuerdan ustedes la que se montó?). Aquella ministra de Fomento (Magdalena Álvarez o Maleni para los amigos) viajó a los países del norte de Europa, para saber por qué en Berlín, Estocolmo o Reikiavik no les pasaban estas cosas. El 27 de enero de 2009, esta buena mujer compareció ante el Congreso para dar explicaciones sobre la última nevada y el último colapso aeroportuario, solo comparable al de reciente acaecimiento en diciembre pasado (y vuelvo a citar textualmente):

“Si la borrasca cambió de una forma impredecible, no lo pueden predecir. Pero si no lo predicen los que lo tienen que predecir, ¿cómo piensan ustedes que los vamos a predecir quienes estamos esperando la predicción?”

El viernes volvió a pasar y la secretaria general de Infraestructuras, que es, Inmaculada Rodríguez-Piñero tiró de enciclopedia Álvarez para explicar estos fallos. Según la citada señora hubo fallos, pero responsables, ninguno (y sí, vuelvo a citar textualmente):

"La nevada superó todas las previsiones y las máquinas quitanieves no llegaron tarde, se quedaron atrapadas en el embolsamiento de tráfico que se había producido en la A-6. no se puede declarar culpables a nadie ni a nada, se han producido una serie de circunstancias simultáneas que han provocado el colapso y embolsamiento de los conductores".

Así está el tema, con un paisaje nevado de autopista bloqueada. Y sin ningún responsable. Ni político ni técnico. Y eso que hay al menos una administración claramente responsable. La estatal, pues la A-6 es de la Red de Carreteras del Estado, dependiente de la DGT y del Ministerio del Interior y del Ministerio de Obras Públicas.

José Blanco, Pepiño para los amigos, ha introducido en la política una gran coherencia interna. Por ejemplo, decir que "cerrar la Comunidad de Madrid sería una medida estupenda para ahorrar" es muy coherente con felicitar a Amparo Valcarce, que fue, en su condición de delegada del Gobierno en Madrid, responsable de la falta de coordinación institucional en la nevada del viernes, porque se hallaba dando un mitin en Valladolid. En esa permanente actitud de anteponer los intereses generales a los partidarios, que es la marca de la casa.

"Amparo, lo estamos haciendo bien", dijo Pepiño y tenía razón. Pues si de lo que se trataba era de cerrar Madrid, el viernes se consiguió el objetivo a lo largo de seis horas.

Lo que no está claro, sin embargo, que en el gran atasco se consiguiera ahorrar combustible. Y dudo de siquiera se consiguió ahorrar algo de algún otro concepto.

Todavía estoy esperando la dimisión de esta señora y del jefe de la DGT por su política de atraco a mano armada.

Merecemos un gobierno que nos gobierne.

JIV

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