Si algo destaca nuestro país en los últimos años es por su
poca gana en reformas. Y si son por consenso ya ni les cuento. Tras una década
de crisis económica e institucional no se atisba posibilidad real de acuerdo
para reformas estructurales: mercado laboral, justicia, sistema educativo.
Sanidad, régimen regional y autonómico. En esta legislatura "mini"
estas diferencias se han acrecentado. Todos hablan de pactos nacionales, pero a
la hora de la verdad, es todo espuma.
Aunque recientemente ha cogido una idea que ha logrado un
consenso casi unánime. Es un tema que no es nuevo, pero parece que ahora la
cosa no va de broma (aunque con la legislatura acabada parece que habrá que
esperar a septiembre para ver un proyecto serio al respecto). La idea es el cambio
de horario, adaptarlo así a la hora de Canarias, Portugal y el Reino Unido,
algo que, en un principio parece razonable debido a que el meridiano de
Greenwich pasa por Cataluña (y todo lo que esté a la izquierda de este
meridiano debería compartir horario).
Ciudadanos, el partido naranja es el que más ha empujado
esta propuesta, y de hecho es su medida estrella de su documento
"Propuestas sobre políticas de igualdad y conciliación entre vida familiar
y laboral" (https://www.ciudadanos-cs.org/var/public/sections/page-propuestas-igualdad-y-conciliacion-familiar/propuestas-conciliacion-laboral-politicas-igualdad.pdf?__v=134_0).
Esto se encontraba también en el ridículo pacto que firmó con el PSOE. Hasta
Mariano Rajoy en su búnker aboga por impulsar esa idea "para adecuar el
horario a nuestras necesidades" (http://www.eldiario.es/politica/Mariano-Rajoy-Western-European-Time_0_501150160.html).
Y esta medida es también una de las que Podemos propuso pero no llegó a ser
incluida en su programa (http://www.abc.es/espana/20150924/abci-programa-podemos-moderacion-201509231747.html).
No solo es una propuesta bien recibida en el ámbito político,
sino también en distintos periódicos de diferente línea editorial (http://verne.elpais.com/verne/2016/03/18/articulo/1458309794_132930.html,
o http://www.elmundo.es/sociedad/2016/04/15/570cced646163f84208b45c1.html).
En otras palabras, esto es una "rara avis" de la política española.
Por lo que parece que seguirá adelante una vez que tengamos Parlamento claro.
¿PORQUÉ?
Lo que subyace detrás de esta idea no es otra que la
conciliación. Los promotores creen que esto cambiará los usos y costumbres, al
tener un horario europeo. Es cierto que en otras ciudades y capitales del norte
de Europa no es normal seguir en la oficina a partir de las 18.30, mientras que
en España lo raro es que se cierren antes de las 19.30 en muchos casos.
Algunos creen que podría mejorar la productividad (de hecho
Ciudadanos cree que los largos horarios son una causa de la baja productividad
por hora). Ellos lo explican así: Como no hay incentivo alguno para acabar
pronto (al tener que estar en la oficina hasta las 19.30) se retrasan los
temas, se alargan las pausas para lo que sea (café, fumar), se ponen reuniones
a horas que lo normal sería estar en casa. En cierto modo podría ser una medida
interesante, algunos argumentan incluso que sería volver al horario lógico,
pues el horario que tenemos es el que fijó Franco en solidaridad con los
alemanes (retrasando una hora el horario natural que teníamos).
Claro, visto así, hasta yo estoy de acuerdo. Parece además
una reforma sin coste aparente. Incluso la propuesta de Ciudadanos
implícitamente parece prometer que seremos más ricos, trabajando menos, ¿Quién
sería el aguafiestas que se opondría a esta medida? Nadie.
Pero la realidad, como siempre tozuda, demuestra que esto no
será del todo cierto. Me explico. La cuestión no es adelantar o no la hora,
incluso no sería una locura y podría ser algo lógico, adaptar los horarios de
la restauración y sector comercial a las de nuestros socios europeos. Podría
ser beneficiosa para los turistas o los visitantes por negocios. No tendrían
que preguntar a las 13h si está abierto un restaurante.
Sin embargo, ojo. Expectativa y realidad no siempre
coinciden. Este cambio de horario podría convertirnos en otro país. Hay que
tener en cuenta que si queremos ganar lo mismo que los daneses, por ejemplo, tenemos
que ser más productivos. Y eso se consigue con formación-educación (y no lo que
hay ahora), con leyes laborales más flexibles, mayor peso de sectores
innovadores, y en definitiva permitiendo a las empresa y trabajadores moverse
hacia las ocupaciones más eficientes. Retrasar el reloj no hará que Madrid sea una
ciudad nórdica, o que Valencia sea Hamburgo.
¿UNA HORA MÁS?
Ahora vamos a otro punto. ¿Es extraño el actual horario que
tenemos? ¿Hay alguna razón empírica que lo justifique? José María Martín Olalla
lo comenta en un post del blog de análisis político, Politikon: http://politikon.es/temas/horarios/
Este autor señala que nuestros horarios no son ni tan raros
ni nuestras jornadas laborales tan extrañas (http://politikon.es/2016/04/06/18002/)
Vamos a comenzar, pues, señalando que los defensores del
cambio de horario evidencian razones ilógicas. Sus razones van encaminadas a
que no tiene sentido que España tenga la misma hora que Italia cuando nuestro
país está geográficamente más al este. Pero curiosamente, a la vez, protestan
porque comamos o cenemos más tarde (con una hora de diferencia, algo curioso la
verdad). Pero, ¿En qué quedamos?. Si tenemos una hora de más, es lógico que
cenemos más tarde y que todo el horario televisivo por ejemplo se acomode a tal
situación. Siguiendo el argumento, el retraso se debería a que nos hemos
adaptado a nuestra hora "solar" y no a la de los relojes. Así,
retrasando una hora, seguiríamos comiendo en el mismo momento del día, aunque
el reloj ponga las 13, cuando antes ponía 14.
Hay que tener en cuenta que no solo influye la longitud,
sino también la latitud en términos geográficos. Y en este sentido la posición
de la península ibérica, las horas de luz y otros elementos naturales hacen que
el horario que tenemos sea razonable. El autor mencionado en un artículo (http://politikon.es/2015/02/05/epilogo-y-comentarios-finales-sobre-los-horarios-espanoles/)
señala textualmente lo siguiente:
"Los españoles no tienen ningún problema con el huso
horario. Empezamos a trabajar cuando
sale el Sol (invernal), empezamos a comer a mediodía, dejamos de trabajar
cuando se pone el Sol (invernal). Entiéndanse estas afirmaciones en sentido
estadístico y referidos al día invernal. Todo los argumentos que puedan oír o
leer sobre la necesidad de
cambiar de huso no son racionales. Son sentimentales o son supersticiones:
usted no tiene un jet-lag permanente ni
sufre el síndrome de Greenwich".
Pero entonces, hay que ver cual es la causa de que la
jornada laboral dure tanto. Hay alguna diferencia, pero no tanto en las horas
dedicadas al trabajo a lo largo de la jornada como en la pausa para la comida.
Siguiendo la tesis del autor mencionado, podemos citarle textualmente: (http://politikon.es/2015/12/01/tienen-los-trabajadores-espanoles-jornadas-anomalamente-amplias/)
"Cuando el día
invernal dura entre siete y ocho horas (la duración de una jornada laboral
apañada) hay poco margen para contemplaciones. Se trata de trabajar, comer
rápido (sólo puedes comer rápido), seguir trabajando y terminar con el cielo
oscurecido. La jornada discontinua y amplia es difícil de implementar porque
ocasiona trabajo mucho antes del amanecer invernal o mucho después del
anochecer invernal.
Cuando el día invernal
dura entre nueve y diez horas hay margen para las diversas situaciones que he
ido describiendo. Se abre la posibilidad a que los trabajadores completen la jornada
laboral de forma continua, durante la mañana. Se abre la posibilidad a comer
más pausadamente. Se abre la posibilidad a que los trabajadores regresen a casa
a media jornada para después volver al trabajo. Esto es lo que se observa
cuando se representa el porcentaje de trabajadores que están fuera del hogar en
función del tiempo: en los países septentrionales no hay regreso al hogar a
mediodía, en España, Italia y Francia, sí".
Ah! Claro! Lo que nos diferencia entonces son esas dos/tres
horas para la comida tan comunes en España, pero excepcionales en los países el
norte de Europa. Solución: reducir a la mitad el tiempo para la comida.
Pero atención, eso no es tan fácil y tiene sus costes. Los españoles,
por temas culturales y sociales somos más a interactuar en el lugar de trabajo,
convirtiéndolo en parte de la vida social. Cuando hay españoles en el extranjero
se sienten extraños porque los compañeros de trabajo no les hablan más que para
temas profesionales. Y a las 18 horas a casita, nada de after-work con los
compañeros de trabajo, ni cualquier actividad con ellos (así son de sociables).
Sin embargo, yo me pregunto si realmente lo del cambio de
hora es una preocupación nacional o solo se da en grandes ciudades como Madrid o
Barcelona. En éstas, el denominado empleo de cuello blanco (White-collar work,
oficinista), ven la pausa para comer como una pérdida de tiempo, ya que no les
da tiempo a ir a sus casas. Por lo tanto, al final comen mal y rápido y, claro
está, el tiempo que pasan delante de una pantalla (que no es lo mismo que
trabajar) es muy superior. Pero, curiosidades o rarezas de la vida laboral en
España, tenemos pausas para el café o fumar de 20 minutos (el famoso pausa para
el bocadillo), reuniones a las 17.30, interrupciones, etc.
No obstante, en las ciudades de provincia, es normal que a
la gente le de tiempo a comer a casa, descansar, llevar a los hijos al cole e
ir al trabajo tras un buen descanso (así da gusto trabajar, o no?), ¿Está todo
el mundo de acuerdo en eliminar esa pausa tan apreciada en las pequeñas o
medianas ciudades?
Como puede verse, al final es una reforma irrealista, en
donde posiblemente haya más costes que beneficios. ¿Queremos ser nórdicos?
¡Maravilloso!, Horario de 8.30
a 17h. Pero todo seguido, a currar de verdad; nada de
pausas para el bocata o el café; y nada de menú del día con dos platos y
postre: un bocadillo del vending y a correr. Y ojo, si hay que llevarse el
ordenador a casa para trabajar a las 21.30, pues se hace y punto. Y si un
compañero de trabajo osa acercarse para contarnos que le pareció el partido de
ayer, hay que hacerle ver a este irresponsable que hay que trabajar y que no
tenemos tiempo que perder en cuestiones futbolísticas.
¿Nórdicos? Fantástico; aunque más morenos y bajitos, pero en
el resto igualicos. Pero claro, si queremos ser nórdicos, hay que serlo en
todo. A ver si solo queremos ver la parte buena.
No se deje engañar por milongas, por muy bonitas que sean.
Así nos va,
JIV
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