domingo, 13 de noviembre de 2016

TRUMP

Les voy a contar una pequeña historia que me ha impresionado porque choca con todo lo que analistas, politólogos y encuestas (que menudo año llevan) y que he visto en un blog.

Es la historia de Angela y Barry.  Son un matrimonio norteamericano, relativamente joven, que reside en una pequeña ciudad del Estado de Indiana. Ella trabaja en una ONG y él en un hospital perteneciente a una fundación. No son religiosos, menos aún creacionistas, pero participan en diferentes iniciativas sociales y están muy comprometidos con su comunidad. Acogen en su casa a jóvenes de diversas procedencias y tipologías; nacionales y extranjeros; blancos, negros, hispanos, asiáticos. En una ocasión, recibieron una llamada de madrugada para alojar urgentemente a un joven desamparado y, aun teniendo la habitación ocupada, no lo dudaron: "sí, por supuesto", respondieron. Inmediatamente, Barry se dirigió en su vieja camioneta hacia el ayuntamiento para recoger al muchacho mientras Angela despejaba la buhardilla de trastos para acondicionarla y asearla como nueva habitación. A la mañana siguiente, antes de acudir al trabajo, ambos fueron a comprar una cama y un colchón nuevos que pagaron de su bolsillo. 
Tanto Angela como Barry son trabajadores, honrados, solidarios, altruistas, comprometidos. Y gozan del merecido reconocimiento y aprecio de sus vecinos. En España, muchos los etiquetarían como “progresistas”, pero para sus amigos y conocidos son sencillamente buenas personas. Sin embargo, el pasado martes 8 de noviembre, Angela y Barry formaron parte de los 58 millones de norteamericanos que dejaron atónitos a los analistas de medio mundo: votaron a Donald Trump.

La pregunta es, ¿Cómo una gente tan honrada y buena puede votar a un tipo como Trump? Si es cierto que Trump es provocador, arrogante, histriónico, propenso a decir majaderías y hasta repelente. Pero es que la explicación depende de algo más racional al decir América rural, pues ganó a Clinton en Pensilvania, Michigan y Ohio. Hay algo más.

Obama pasará a la historia como un presidente del montón, ni bueno ni malo. Pues prometía mucho, y luego poco (ya hablaré también de Obama en otro momento). El Yes we can generó mucha frustración. La mentira tiene las patas muy cortas y en EEUU se ve muy mal. Ya le pasó a Nixon y la saga Clinton también tiene lo suyo.

La verdadera causa de la victoria de Trump está en que éste supo ver ese hartazgo de la sociedad a esa oligarquía aristocrática y burócrata que controla el país desde hace décadas. Seguro que al final más de la mitad de sus promesas se quedan en saco roto.

Hillary ha sido la peor candidata para enfrentarse a Trump precisamente por eso. Reencarga al establishment.
Esa falta de delicadeza que ha demostrado Trump no han sido percibidas por defectos o faltas de respeto sino como despiadados ataques a ese establishment. Y eso ha gustado.

La campaña ha sido una de las peores. Ninguna propuesta y nada de valor. Hillary defendía su candidatura sólo por el mero hecho de ser mujer y todos debían votarla si no querían ser considerados como paletos.

Pero es que Trump se ha presentado como el antipolítico. Como el que viene de fuera, Mientras que Hillary ha sido la peor candidata posible: ha sido la candidata de la oligarquía, de la maquinaria de poder, en definitiva, del establishment. Y lo que es peor, era volver a recordar la era Clinton, y las dinastías en EEUU no suelen tener popularidad. Especialmente algo tan cercano como marido-mujer (Ya podían aprender los argentinos por ejemplo).

Es posible que un candidato con ideas novedosas y mejor imagen hubiera derrotado a Trump. Pero es que Trump ha sabido canalizar ese gran hartazgo, esa desazón; esa corrección política que tanto ha asqueado a la mayoría de la población. En un país en el que se considera clave la libertad de conciencia, de religión y de expresión (como dice Alexis de Tocqueville en su libro La Democracia: "un americano no conversa, más bien debate, y su discurso se convierte en una disertación"), la corrección política es vista como censura choca con estos principios fundacionales.
Por lo tanto alguien que piense y lo diga sin ataduras, como Trump, es alguien bien visto por una sociedad harta de la autocensura.

Los votantes de Trump no son paletos, ni mucho menos (y que conste: yo no soy partidario de Trump), es gente que está harta de un establishment que no ha hecho más que empobrecerles a costa de la misma oligarquía. Y sí, podría decirse que es discurso calcado de Podemos (que lo es, al menos en este punto). Pero algo es muy cierto: la gente está harta de las partitocracias y su corrupción, de la burocratización, del infantilismo de la cultura y de la mediocridad de la clase política. En definitiva, el consenso socialdemócrata que se implantó tras la segunda guerra mundial y que moldeó todo (hasta la cultura e incluso el papel de Europa) se está resquebrajan.

La izquierda, con su desprecio al individuo y la exaltación de lo colectivo con la sustitución de la iniciativa por el bien común y la competencia por la solidaridad forzada, está destrozando la sociedad. Y también han distorsionado nuestra capacidad de entender lo que pasa más allá de nuestras fronteras de una manera racional.

Muchos dicen que sus propuestas son una locura. Para empezar vamos a analizar en frío, ¿Realmente es posible que sus propuestas vean la luz? Pues sinceramente lo veo difícil.  Y no de manera tan estricta. De primeras ya ha dicho que mantendrá las líneas básicas (o como dicen los ingleses los "core points") del Obamacare. Pero además, existen unos contrapesos y controles (los checks and balances) que ya diseñaron los padres de los EEUU (Jefferson, Madison o Hamilton); y por tanto el presidente no puede hacer su santa voluntad contra el criterio del Congreso, del Senado o del Tribunal Supremo.  Así que lo que puede aspirar Trump es a cambiar algunos aspectos e incluso refundar el partido Republicano, que últimamente no lleva buen camino.

Angela y Barry, lo único que han hecho ha sido castigar las mentiras de los últimos 30 años y evitar las dinastías. Aunque no nos entre en nuestra mentalidad a veces cerrada, ellos confían más en si mismos y en su comunidad que en cualquier presidente.

Y quizás ese sea ese el problema. El gran bofetón que recibe el establishment: el Brexit, el no colombiano a esa estafa de la paz, y el triunfo contra pronóstico de un outsider. En fin, podíamos seguir ad infinitum, pero creo que todo esto lo explica todo.

Ya podíamos aprender.

JIV

P.D.- Para profundizar en el tema lo recomiendo: http://www.elespanol.com/economia/20161111/170112990_13.html

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