domingo, 7 de mayo de 2017

850 MILLONES

Sí, si han leído ustedes bien. 850 millones de euros que nos van a costar como una mera propina extra los Presupuestos Generales del Estado.

El gobierno del PP con tal de mantenerse en el poder es capaz de vender a su madre a una trata de blancas (ahora que está el día de la madre, creo que usted se dará cuenta de la gravedad de la situación).

450 millones, es lo que pide el impresentable diputado de Nueva Canarias por su voto. 450 millones de inversión, gasto y subvenciones en un archipiélago que prácticamente es un paraíso fiscal (descuentos y bonificaciones de un 50% en el IRPF y en el impuesto de sociedades, un "IVA" al 10%, el IGIC,…).
Esto de los presupuestos es como una subasta inversa. Cuantos menos diputados se necesitan, más se exige. Y toma si exigen. Aquí como todo lo paga el contribuyente (que encima no se queja y exige más y más pues apañados vamos).

400 millones que pide el PNV como "rebaja" del cupo vasco. Esto merece una explicación.
España tiene dos regímenes fiscales y económicos. El ordinario, y el foral. El régimen foral se aplica a las tres provincias vascas y a Navarra.
Este régimen implica que estas cuatro regiones tienen total independencia fiscal para establecer los tributos que estimen necesarios (siempre que no afecten ni perjudiquen al Estado). ¿En qué se traduce? Pues en que tienen competencias para establecer los tipos del IRPF, de Sociedades, y de otros impuestos, además de tener la facultad de recaudar y gestionar el 100% de estos impuestos (otras comunidades gestionan un 50% de la cuota tributaria).
Así tenemos la ley del IRPF del estado, y 4 leyes del IRPF forales, por ponerles un ejemplo.

¿Qué consecuencias tiene el régimen foral? Pues muy simples. Estos territorios al tener toda la competencia recaudatoria, gozan de un mayor nivel de recursos, lo que les permite tener mayores recursos públicos para gestionarlos en sanidad, educación y en otros menesteres. Además, los territorios forales están excluidos de la solidaridad entre las comunidades; lo que supone que no colaboran en ayudar a las comunidades autónomas más pobres.
En otras palabras, se crea un sistema que clasifica a los ciudadanos de primera y de segunda. Siendo los de primera los que residen en los susodichos territorios forales.

¿Porqué?

Muy sencillo. Un ciudadano de Guipúzcoa gana su dinero y paga sus impuestos forales, la administración autonómica los ingresa y los dedica a lo anteriormente expuesto, sin preocuparse de la solidaridad ni de tener que compartir esos gastos. Así, estos territorios siempre van a ser más ricos, pues la riqueza que generan no la distribuyen entre otros territorios, se la quedan. Así, no es de extrañar, que tengan mejores hospitales y una buena instalación educativa (en comparación a la población que tienen).

Y esto no es lo más grave, hay casos en que la riqueza o producción la genera un territorio no foral (como La Rioja por ejemplo) y que ese fruto o valor añadido esta región no foral no se beneficia: pues como el consumo o fase final de producción se realiza en un territorio foral, pues al final esa riqueza se la queda el territorio foral.
Un robo como una catedral.

Es curioso que los ciudadanos sigan ignorando esta verdad y consintiendo en que haya ciudadanos de primera y de segunda (solo UPyD lo denunció, y se le echaron todos encima como buitres).
Tenemos lo que nos merecemos. Punto.

Pero ¿Y el cupo qué es?

Pues muy sencillo. Hay competencias que son exclusivas del Estado: competencias en política internacional, diplomática o de defensa y seguridad. Estas competencias las paga el Estado; como las comunidades forales no asumen este gasto, sería un agravio comparativo que no lo asumieran cuando se benefician de ello. Ese es el "cupo": una cantidad que estas regiones pagan por estos servicios; y que el Estado tiene que mendigar (sí, sí, mendigar). Este año eran unos 1.400 millones de uros, que, gracias a la rebaja (los días de oro señores) que el gobierno ha hecho, serán 400 millones menos.
400 millones más que tendremos que pagar los ciudadanos de segunda vía deuda, aumento de impuestos o menores transferencias; todo para que el PP se mantenga en el poder un año más.

Unos nos roban, pero otros nos roban la riqueza que generamos. Y luego nos quejamos de los catalanes.

Así nos va,


JIV

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