domingo, 19 de mayo de 2013

ESCRACHES

En esto de la polémica del escrache hay dos verdades absolutas:
 
1) Protestar está bien, y hacer saber a tus representantes tus opiniones como votante o ciudadano es perfectamente lícito.
2) Coaccionar a representantes políticos para que cambien el sentido de sus votos bajo amenazas está mal.
 
No voy a entrar demasiado en el fondo de la defensa de los antideshaucios, entre otras cosas porque el tema de los hipotecados con embargos es muy variable. Ya que hay gente embargada que no ha caído en la indigencia, hay gente embargada condenada de por vida, hay quien no tuvo culpa de la situación y hay quien sabía (o debía saber) que jugaba con riesgo. La propuesta antideshaucios no matiza, ni discrimina (en mi opinión) y no me convence (aunque tal discusión merece un post).
 
La Plataforma antideshaucios se encuentra con un “problema”, en el parlamento y en el senado hay un partido con sólidas mayorías absolutas obtenidas hace casi año y medio que no parece receptivo a sus planteamientos, vamos a dejar de lado que el segundo partido y anterior gobernante tampoco lo está, ni lo estaba cuando gobernaba (pues ya rechazó una propuesta similar). De modo que esta plataforma sabe que su propuesta será discutida y o descartada o modificada en profundidad, por ello pretende conseguir que un número de diputados suficiente cambie de opinión en el PP. Por ello recurre a un método popular en argentina, el escrache.
 
Ante el escrache hay diversas opiniones en muchos medios. De hecho, algunas son geniales, pero eso no viene al caso (en la Web puede uno documentarse).
 
Desde luego el escrache no es terrorismo, ni ETA, y que te toquen el timbre no es el fin del mundo, creo que González Pons y su familia (o Santamaría y la suya respectivamente) superaran sobradamente este momento. Además de eso puedo incluso admitir que haya quien piense que González Pons (o la susodicha antes mencionada) se lo merece (aunque yo no lo creo, pues, peores cosas tenemos en política).
 
También puedo admitir que haya quién está convencido de que la Iniciativa Legislativa Popular tal como está propuesta podría ser necesaria y positiva. A mi me parece que la propuesta de dación en pago expulsa del mercado inmobiliario precisamente a todas aquellas personas que quieren proteger con la ley, de modo que dudo que esté bien pensada (aunque esto también merece una discusión aparte pues hay otras opciones que pueden ser más interesantes y, por tanto, útiles). Me temo que justo después de esto viene la exigencia de que el estado construya casas a precio asequible y financie su compra (a cargo de los presupuestos generales del Estado) y eso me pone los pelos de punta (pues lo que hay que eliminar es esa perniciosa cultura de la subvención, aunque eso es otra historia).
 
Pero vayamos al escrache en si, ¿es defendible? Algunos plantan la línea de defensa en que el PP sobrereacciona y les acusa de terroristas, acusación que yo también veo subida de tono. Sin embargo, uno puede exigir el cambio del sentido de voto a SU diputado. Por ejemplo, si yo vote al PP y creo que se equivoca al no aprobar la susodicha iniciativa puedo ir a González Pons (y a cualquier otro diputado del PP del Congreso) y exigirle que cambie, pero si yo vote a otro mi voz ya está representada (al menos presuntamente claro). Si no tengo mayoría para aprobar algo, me jodo (uy, perdón), es lo que tiene la democracia, que funciona con un sistema de mayorías, como ya pasó con la etapa del PSOE y miren las consecuencias, y eso que no les hacen escrache por ello (algunos tienen suerte).
 
Dudo que en el movimiento de escrache haya votantes del PP (puede haber alguien tan bipolar, pero lo dudo mucho). De modo que pretenden que el diputado elegido con los votos de otro cambie de bando. Mal. Lo que hay que hacer es buscar afiliados del PP que les firmen las cartas, si es que los encuentran. Mientras tanto los diputados del PP están defendiendo la posición de su partido y de sus votantes. Eso es democracia (pese al disgusto de muchos).
 
Si una o dos personas fueran a dejarle cartas al diputado Pons (o a cualquiera otro del PP), repartir panfletos y pegar carteles podríamos valorarlo diferente. ¿Por qué el grupo? Por que a uno le pueden detener y hacerle responsable de sus actos, pero entienden que a 50 personas no les pasa. Te escondes en el grupo, buscando la impunidad (es lo que hacen los extremistas cobardes).
 
Entre hacer notar tu disconformidad (manifestarse o enviar una carta al parlamento) y la intimidación física hay un gran espacio, pero hay que poner la línea de lo admisible en algún sitio, para mi esa línea no permite ir en grupos de 50 o 100 personas a manifestarse a la casa de nadie, poner carteles y subir a tocar al timbre. Si ya esto involucra en la acción a terceras personas (familiares) es ya inadmisible. Podría discutir si es admisible hacer eso en las puertas del congreso pero nunca en los domicilios. El objetivo no es incomodar, hacer notar tu opinión si no es hacerle la vida imposible a alguien y a su familia (o sea, coacción).
 
La justificación del escrache es similar a otras acciones como piquetes agresivos en las huelgas, ocupar/rodear/asediara el congreso o echar a gritos a manifestantes que se suman a tu causa y no te gustan. Es subir el nivel de agresividad escudándote en “algo hay que hacer porque la situación está muy mal”. Es decir que los principios están muy bien hasta que con ellos no te sales con la tuya. Es reconocer que los procedimientos, reglas y los límites solo te valen mientras te va bien con ellos (utilitarismo, o que el fin justifica los medios, aunque sea en contra del propio Estado de Derecho).
 
Esto es como reconocer que no se tiene apoyo pero que se puede hacer más ruido e imponer las posiciones gracias a la agresividad y no a las razones ni a los votos. Lo que supone degradar la democracia (incluso con posiciones totalitarias).
 
Y así nos va,
 
JIV

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