En esto de la polémica del
escrache hay dos verdades absolutas:
1) Protestar está bien, y hacer
saber a tus representantes tus opiniones como votante o ciudadano es
perfectamente lícito.
2) Coaccionar a representantes
políticos para que cambien el sentido de sus votos bajo amenazas está mal.
No voy a entrar demasiado en el
fondo de la defensa de los antideshaucios, entre otras cosas porque el tema de
los hipotecados con embargos es muy variable. Ya que hay gente embargada que no
ha caído en la indigencia, hay gente embargada condenada de por vida, hay quien
no tuvo culpa de la situación y hay quien sabía (o debía saber) que jugaba con
riesgo. La propuesta antideshaucios no matiza, ni discrimina (en mi opinión) y
no me convence (aunque tal discusión merece un post).
La Plataforma antideshaucios se
encuentra con un “problema”, en el parlamento y en el senado hay un partido con
sólidas mayorías absolutas obtenidas hace casi año y medio que no parece
receptivo a sus planteamientos, vamos a dejar de lado que el segundo partido y
anterior gobernante tampoco lo está, ni lo estaba cuando gobernaba (pues ya
rechazó una propuesta similar). De modo que esta plataforma sabe que su
propuesta será discutida y o descartada o modificada en profundidad, por ello
pretende conseguir que un número de diputados suficiente cambie de opinión en
el PP. Por ello recurre a un método popular en argentina, el escrache.
Ante el escrache hay diversas
opiniones en muchos medios. De hecho, algunas son geniales, pero eso no viene
al caso (en la Web puede uno documentarse).
Desde luego el escrache no es
terrorismo, ni ETA, y que te toquen el timbre no es el fin del
mundo, creo que González Pons y su familia (o Santamaría y la suya
respectivamente) superaran sobradamente este momento. Además de eso puedo
incluso admitir que haya quien piense que González Pons (o la susodicha antes
mencionada) se lo merece (aunque yo no lo creo, pues, peores cosas tenemos en
política).
También puedo admitir que haya
quién está convencido de que la Iniciativa Legislativa Popular tal como está
propuesta podría ser necesaria y positiva. A mi me parece que
la propuesta de dación en pago expulsa del mercado inmobiliario precisamente a
todas aquellas personas que quieren proteger con la ley, de modo que dudo que
esté bien pensada (aunque esto también merece una discusión aparte pues hay
otras opciones que pueden ser más interesantes y, por tanto, útiles). Me temo
que justo después de esto viene la exigencia de que el estado construya casas a
precio asequible y financie su compra (a cargo de los presupuestos generales
del Estado) y eso me pone los pelos de punta (pues lo que hay que eliminar es
esa perniciosa cultura de la subvención, aunque eso es otra historia).
Pero vayamos al escrache en si, ¿es
defendible? Algunos plantan la línea de defensa en que el PP
sobrereacciona y les acusa de terroristas, acusación que yo también veo subida
de tono. Sin embargo, uno puede exigir el cambio del sentido de voto a SU diputado.
Por ejemplo, si yo vote al PP y creo que se equivoca al no aprobar la susodicha
iniciativa puedo ir a González Pons (y a cualquier otro diputado del PP del
Congreso) y exigirle que cambie, pero si yo vote a otro mi voz ya está
representada (al menos presuntamente claro). Si no tengo mayoría para aprobar
algo, me jodo (uy, perdón), es lo que tiene la democracia, que funciona con un
sistema de mayorías, como ya pasó con la etapa del PSOE y miren las
consecuencias, y eso que no les hacen escrache por ello (algunos tienen suerte).
Dudo que en el movimiento de
escrache haya votantes del PP (puede haber alguien tan bipolar, pero lo dudo
mucho). De modo que pretenden que el diputado elegido con los votos de otro
cambie de bando. Mal. Lo que hay que hacer es buscar afiliados del PP que les
firmen las cartas, si es que los encuentran. Mientras tanto los diputados del
PP están defendiendo la posición de su partido y de sus votantes. Eso es
democracia (pese al disgusto de muchos).
Si una o dos personas fueran a
dejarle cartas al diputado Pons (o a cualquiera otro del PP), repartir
panfletos y pegar carteles podríamos valorarlo diferente. ¿Por qué el grupo?
Por que a uno le pueden detener y hacerle responsable de sus actos, pero
entienden que a 50 personas no les pasa. Te escondes en el grupo, buscando la impunidad (es
lo que hacen los extremistas cobardes).
Entre hacer notar tu
disconformidad (manifestarse o enviar una carta al parlamento) y la intimidación física
hay un gran espacio, pero hay que poner la línea de lo admisible en algún
sitio, para mi esa línea no permite ir en grupos de 50 o 100 personas a
manifestarse a la casa de nadie, poner carteles y subir a tocar al timbre. Si
ya esto involucra en la acción a terceras personas (familiares) es ya inadmisible.
Podría discutir si es admisible hacer eso en las puertas del congreso pero
nunca en los domicilios. El objetivo no es incomodar, hacer notar tu opinión si
no es hacerle la vida imposible a alguien y a su familia (o sea, coacción).
La justificación del escrache es
similar a otras acciones como piquetes agresivos en las huelgas,
ocupar/rodear/asediara el congreso o echar a gritos a manifestantes que se
suman a tu causa y no te gustan. Es subir el nivel de agresividad escudándote
en “algo hay que hacer porque la situación está muy mal”. Es decir que los
principios están muy bien hasta que con ellos no te sales con la tuya. Es
reconocer que los procedimientos, reglas y los límites solo te valen mientras
te va bien con ellos (utilitarismo, o que el fin justifica los medios, aunque
sea en contra del propio Estado de Derecho).
Esto es como reconocer que no se
tiene apoyo pero que se puede hacer más ruido e imponer las posiciones gracias
a la agresividad y no a las razones ni a los votos. Lo que supone degradar la
democracia (incluso con posiciones totalitarias).
Y así nos va,
JIV
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