lunes, 27 de abril de 2015

PENSAMIENTO ECONÓMICO (V)

21) ¿Para qué sirven los sindicatos?
 
Los sindicatos son monopolios del mercado laboral porque se benefician de un privilegio otorgado por el gobierno. Esto reduce el empleo de los trabajadores de baja productividad y disminuye la producción total de bienes de consumo. El liderazgo de los sindicatos es a menudo corrupto y se aprovecha de los propios trabajadores afiliados. Los sindicatos, además, trabajan para concentrar este poder en las manos de los políticos prosindicales en el gobierno. La concentración de este poder es enemigo de las sociedades libres. (Escuela Austriaca)
 
Los sindicatos son monopolistas, pero pueden servir para algunos fines positivos. Su función histórica ha sido la de compensar el poder industrial. Al mismo tiempo, demasiado poder sindical puede subir los salarios por encima de los niveles competitivos y reducir el empleo y la producción. Los efectos de los sindicatos pueden variar según las circunstancias particulares, así que no hay base alguna sobre la que formar una opinión sobre los méritos de los sindicatos. Depende de las circunstancias del momento y del lugar. (Escuela de Chicago)
 
Los sindicatos, tal como están constituidos hoy en día, no pueden reparar los defectos del capitalismo. Por su propia naturaleza, el capitalismo explota a los trabajadores. Puesto que todo el capital surge del trabajo, los capitalistas, para poder existir, han de pagar a los trabajadores menos de lo que vale su trabajo. Los sindicatos no pueden cambiar esto. Lo único que puede cambiar esto es la abolición del capitalismo y la instauración de la propiedad comunal de los bienes de producción. En la medida que los sindicatos representan la vanguardia del movimiento para llevar esto a cabo, deben ser defendidos y fortalecidos. (Socialista)
 
Los sindicatos son vitales para las sociedades libres. Los sindicatos actúan como un poder vigilante que contrarresta las influencias de las empresas. El capitalismo tiene una tendencia natural a concentrar un gran poder en manos de los líderes empresariales. Así que los sindicatos son necesarios para prevenir la explotación de los trabajadores por las grandes empresas. Los gobiernos deberían apoyar a los sindicatos con leyes que garanticen el derecho a organizarse y los trabajadores suelen estar siempre mejor con sindicatos que sin ellos. (Escuelas keynesiana / neoclásica / historicista)
 
 
22) ¿Cuáles son las implicaciones de la defensa nacional?
 
 
La defensa nacional es neutral al mercado. Por un lado, cuesta dinero a los contribuyentes; pero, por otro lado, provee un ambiente estable que permite que la paz florezca y los derechos sean protegidos. Por su propia naturaleza, el gobierno debería mantener un monopolio sobre el uso de la fuerza, y de esta obligación principal se desprende que ha de defender a la nación de los enemigos externos e internos. Antes siquiera de que podamos hablar de producción económica, la defensa y la seguridad ofrecidas por el gobierno han de estar firmemente asentadas. De lo contrario, estamos otra vez en la jungla Hobbesiana. (Escuela de Chicago)
 
La defensa nacional es deseable en sí misma, pero el mayor impacto económico, como sucede con tantos otros programas del sector público, es que crea puestos de trabajo y sube los salarios, fortaleciendo así la economía. Es especialmente beneficioso para el PIB porque una gran parte de la producción militar requiere la industria pesada. La financiación hace más bien a la nación en general si se destina a grandes proyectos que si se gasta en pequeños bienes de consumo. Es más, la financiación pública tiene efectos secundarios que benefician a la sociedad y emplea, además, a muchas personas que de otra manera carecerían de la preparación o disciplina para ganarse salarios elevados en el mercado. El ejército es, de hecho, un gran ejemplo de planificación social en activo que beneficia a toda la sociedad. (Socialista)
 
El gasto público en el ejército es un coste social que excluye alternativas privadas, incluso cuando sus presuntos beneficios son imposibles de cuantificar. La seguridad, como cualquier otro bien deseado por los individuos en una sociedad, puede ser y es ofrecido por la economía de mercado, es decir, por individuos que se organizan voluntariamente dentro de la matriz de la propiedad privada y del intercambio. La seguridad privada funciona mucho mejor que el sistema público, que derrocha billones, está maniatado por la burocracia, provoca enemigos y, en realidad, no sirve para defender la nación. Los gobiernos han usado la excusa de la “defensa” para empezar guerras que refuerzan el poder del Estado sobre el mercado. (Escuela Austriaca)
 
La defensa nacional satisface una demanda pública que no sería producida en suficiente medida por el mercado a solas. Esto es así debido a que la defensa nacional es lo que llamamos un bien público. Todo el mundo se beneficia de ella y sus beneficios no son excluyentes, como sí lo son los bienes del mercado. Debido a los “polizontes”, y al mero gasto asociado con su provisión, los individuos no tienen ningún incentivo en particular para comprar el bien para sí mismos. Este es el motivo por el que la mayoría de sociedades desde tiempo inmemorial han asignado a los gobiernos las principales obligaciones de la provisión de seguridad. Los beneficios sin duda superan los costes. (Escuelas keynesiana / neoclásica / historicista)
 
 
23) ¿Qué hay de bienes como la educación y las carreteras?
 
 
No cabe duda de que las carreteras y la educación son necesidades esenciales, sin embargo, no es de esperar que el mercado los ofrezca en suficiente cantidad. La única pregunta relevante se refiere a la administración pública. Hay formas buenas y malas de ofrecer estos servicios. Los incentivos del mercado pueden mejorar su eficiencia. Para la construcción y administración pueden contratarse empresas. Los problemas de tráfico pueden ser corregidos mediante multas y otras formas de racionamiento del mercado. Se puede conseguir que las escuelas sean más competitivas mediante vales y sistemas innovadores de concesiones públicas para satisfacer necesidades especiales. (Escuela de Chicago)
 
Hay algunos bienes que el mercado no puede ofrecer de manera que satisfaga las necesidades sociales. Las escuelas privadas están bien para los que pueden permitírselas pero una sociedad democrática debe ofrecer educación para todos. Lo mismo sucede con las carreteras, que son parte de la infraestructura pública de una sociedad moderna y, por lo tanto, no deberían estar sujetas a los ardides de la libre empresa. Eso no significa que no quepa la reforma. Las escuelas reciben una financiación inadecuada y los profesores no reciben un salario suficiente. Las carreteras están congestionadas y deberían complementarse con una provisión generosa de sistemas de transporte público. Debería incentivarse el “carpooling”. (Escuelas keynesiana / neoclásica / historicista)
 
Estos son bienes como cualquier otro: pueden ser ofrecidos por los mercados y sólo por los mercados. El Estado no puede construir instituciones educativas que superen la prueba de la racionalidad económica porque ha de intentar hacerlo sin el beneficio de la retroalimentación directa del consumidor. En vez de eso, recauda impuestos y se los gasta arbitrariamente. Lo mismo sucede con las carreteras públicas: cuantas se construyen, de qué calidad y donde acaba dependiendo al final de decisiones políticas influenciadas principalmente por consideraciones políticas. En una economía de mercado, la calidad, la cantidad y el tipo de cada bien y servicio se corresponde con las necesidades sociales. Estos bienes son servicios que los consumidores valoran y, por ello, serán ofrecidos si es económicamente factible hacerlo en relación con las otras prioridades sociales. (Escuela Austriaca)
 
Se dice a menudo que la libre empresa es la respuesta a nuestros problemas, y que la autoridad pública no puede solucionarlos. Pero el caso de las modernas escuelas y las carreteras es un buen contraejemplo. Las escuelas públicas han educado a millones y las carreteras públicas son clave para hacer que la sociedad abierta sea accesible a todos. De hecho, el éxito de estas instituciones señala el camino hacia las amplias posibilidades al alcance de una sociedad que tiene el coraje de ir más allá del laissez faire y hacia la verdadera provisión social de todo lo que valoramos, pero que los limitados intereses de las empresas no pueden hacer y no harán accesibles a todos. (Socialista)
 
 
24) ¿Cuáles son las implicaciones económicas de la guerra?
 
 
La guerra reduce el bienestar económico al destruir los recursos reales. Puede favorecer a unos pocos que se benefician del gasto militar en el bando victorioso exclusivamente. Para la mayoría de consumidores y empresas implica una reducción drástica de la prosperidad. La única razón justificable para una guerra es la pura autodefensa. (Escuela Austriaca)
 
La guerra reduce el bienestar económico al destruir los recursos reales. Puede favorecer a unos pocos que se benefician del gasto público, pero podría ser también importante en términos de intereses nacionales. Si la diplomacia falla, el bienestar común de una sociedad puede aumentar como resultado de alcanzar importantes objetivos nacionales mediante la guerra. Las guerras defensivas están siempre justificadas. Las guerras ofensivas pueden ser buenas en algunas ocasiones. (Escuela de Chicago)
 
La guerra estimula la economía al aumentar la demanda. Aunque las guerras parecen destructivas, generamos más riqueza al reconstruir lo que la guerra destruye. Esto hace uso de los recursos ociosos aumentando así la productividad. (Escuelas keynesiana / neoclásica / historicista)
 
La guerra existe para aumentar los beneficios de los capitalistas. Cuando las fuerzas de la competencia hacen bajar las tasa de beneficio de los negocios nacionales, los capitalistas van al extranjero a captar beneficios. Esto provoca conflictos entre los capitalistas de distintas naciones. Las naciones van a la guerra por estas pretensiones imperialistas contrapuestas. El capitalismo es la principal fuerza detrás de las guerras. La guerra acabará cuando se acabe el capitalismo. (Socialista)
 
 
25) ¿Quién sirve mejor a la sociedad?
 
 
Los legisladores y los expertos en política, consultando a diversos grupos de asesores, tienen el interés público en mente cuando formulan y ejecutan políticas. Están deseosos de mejorar el bienestar de la sociedad y son capaces de conseguirlo. Los empresarios andan tras el beneficio, y poco les importa el bienestar del público en general. Ellos sirven el interés público sólo en la medida en que les reporte algún beneficio. Dados los numerosos y severos defectos en la forma de funcionar de los mercados, los funcionarios públicos bien informados deben trabajar para mejorar el bienestar público; un proyecto viable siempre que pongamos límites a la influencia de los empresarios en la política. (Escuelas keynesiana / neoclásica / historicista)
 
Los emprendedores desempeñan una función indispensable en la sociedad. Los emprendedores están alerta ante las oportunidades de beneficio y hacen valoraciones referidas al futuro. La competencia en estas oportunidades produce pérdidas y beneficios en los balances que, a su vez, generan los precios del trabajo y del capital. Esta competencia dirige los recursos a la satisfacción de los deseos más apremiantes de los consumidores. Los políticos de éxito son aquellos que se muestran más diestros a la hora de acaparar poder político. Ellos son, por lo general, las personas más despiadadas de nuestra sociedad. (Escuela Austriaca)
 
El capitalismo sirve a los emprendedores y los emprendedores se sirven a si mismos. El sistema capitalista se basa en la explotación de los consumidores y de los trabajadores. La única solución a estos problemas es deshacernos del capitalismo; y, con él, de la clase emprendedora. Una sociedad verdaderamente democrática o socialista acabará con las tendencias explotadoras. La gente no irá ya más tras el beneficio privado pues este ya no existirá. La gente tendrá motivos mejores y más dirigidos hacia el público bajo la égida del socialismo. Los dirigentes, si los hay, en la futura sociedad socialista promoverán el bien común. (Socialista)
 
Los políticos persiguen sus propios intereses, pero la competencia política y el proceso de la política pública les lleva a servir al público hasta cierto punto. Los emprendedores también sirven al público hasta cierto punto, puesto que se ganan un beneficio sirviendo a los clientes. La pregunta de si sirven mejor al público los funcionarios públicos o los emprendedores queda abierta. Esto depende de las circunstancias particulares de cada momento y lugar. Con el tiempo, la sociedad democrática ha se ha demostrado capaz de resolver estas cuestiones de gestión social. (Escuela de Chicago)
 
JIV

1 comentario:

Anónimo dijo...

Toda la razón, deberias de escribir menos espaciado.
Vales mucho.