No es normal que escriba acerca de pensadores y filósofos,
pero creo que la historia no ha sido justa con este jesuita y gran pensador
español, Juan de Mariana. Nacido en Talavera de la Reina a finales del año
1535, el Padre Mariana se convertiría con el paso de los años en uno de los
pensadores más originales y sólidos de la Escuela de Salamanca. Pronto destacó
por su capacidad intelectual y tras ingresar en la Compañía de Jesús, cursó
estudios universitarios en Alcalá. Hacia por 1560 fue llamado para enseñar
Teología en Roma.
Su creciente prestigio como profesor y pensador le llevarían
más tarde a Lorete y Sicilia. A finales de esa misma década se traslada a París
donde enseñaría la doctrina de Santo Tomás de Aquino. En esos momentos Juan de
Mariana ya era una de las mentes más respetadas del Viejo Continente. En 1574,
vuelve a España después de haber solicitado el traslado por supuestos problemas
de salud. Problemas que no le impedirían comenzar el período intelectualmente más
productivo de su vida y vivir hasta los 89 años.
Su defensa de la propiedad privada y de los límites claros y
estrictos del poder político continúan siendo formidables recomendaciones para
la salvaguarda de los derechos individuales de todos seres humanos.
Su denuncia de la adulteración monetaria, de los monopolios,
de los impuestos no consentidos y de la guerra injusta, nos dan la talla de la
aplicación de los principios liberales al estudio de las agresiones contra la
libertad.
Su patrocinio del equilibrio presupuestario y de una moneda
sana representan el análisis y la búsqueda de soluciones de políticas económica
al mismo tiempo eficaces y ancladas en principios éticos para las más
importantes cuestiones sociales y económicas.
Por último, su impresionante coherencia personal incluso en
las ocasiones más adversas hace que no sólo sus ideas sean fundamentales sino
también su persona es un ejemplo a seguir por las actuales generaciones de las
personas que defendemos la libertad del individuo dentro y fuera de nuestras
fronteras.
JIV
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