miércoles, 9 de diciembre de 2015

DEBATES ELECTORILES

El debate que hubo el pasado lunes 7 de diciembre retransmitido por los dos principales canales de ATRESMEDIA (LaSexta y Antena3) es, sin dudar a dudas, el tema político electoral que más está dando mucho que hablar y en donde se puede ver una de las máximas que yo siempre he defendido: todos están contentos (incluso los que no han participado en el debate). Los del PP dicen que han ganado, así también lo dicen los de ciudadanos, PSOE o Podemos.

Pues bien, todo el mundo está y estaba muy ilusionado con el debate. Está claro que no se pueden pedir peras al olmo. Ni me emocioné ni tampoco me pareció algo deprimente. En muchos aspectos la verdad, no dijeron nada que yo no supiera. Sin embargo, los candidatos de los partidos tradicionales del bipartidismo me decepcionaron sobremanera.

Por un lado, la actuación de Pedro Sánchez fue claramente decepcionante y sinceramente fue el gran derrotado del debate. Fue decepcionante porque esperaba un cambio de estrategia tras el último CIS que apuntaba un desastre electoral del PSOE. Ni por esas. Habló menos que ninguno y no destacó en ningún tramo del debate (porque sinceramente creo que el PSOE no tiene nada que destacar, pues sus propuestas son más de lo mismo, aunque disfrazadas de cambio y toda esa bonita parafernalia de la regeneración). Por muchas propuestas que pusiera sobre el debate, sus sonrisitas y caritas mientras que los demás hablaban no transmitían una imagen de seriedad, por lo que la imagen dada al espectador es que tenía poco o nada que aportar. El candidato socialista ha perdido una gran oportunidad. Aunque tiene una última bala, el cara a cara con Rajoy el próximo lunes.

Por otro lado, el candidato a la presidencia del gobierno del Partido Popular me decepcionó por su incomparecencia. En mi humilde opinión, la ausencia de Rajoy fue clamorosa y absolutamente reprobable democráticamente; pero es que su presencia le colocaba en un plano de manifiesta inferioridad por dos razones: Hubiera sido una anomalía en cuanto al cambio político generacional puesto en marcha en España y tiene los pies de barro y metidos en el barro de la corrupción.
La vicepresidenta en funciones no estuvo mal, pues hizo lo que pudo. Pero tampoco aportó nada y menos aún en la parte de la corrupción (donde el gobierno no ha hecho nada más que lo mismo y con propuestas muy timoratas), en donde acabó utilizando el argumento tradicional del "Y tú más" o del "¿Y tu qué?": a partir de ese momento fue de mal en peor.

¿Y los candidatos "nuevos"?

Pues todo el mundo dice que ganó Pablo Iglesias. Algunos periodistas (como Jordi Évole o Antonio Ferreras) se les veía exultantes.  Pero por mucho que se le mire, yo lo vi muy mal. Si bien es cierto que se le veía tranquilo (aunque llevaba un bolígrafo en las manos para disimular los nervios), metió la pata de manera escandalosa en algunos aspectos: como en el caso del supuesto "referéndum de autodeterminación andaluz" de 1977. El cual, ni es de autodeterminación, ni fue en el año 77, sino en 1980 y fue sobre la iniciativa de un proceso autonómico (https://es.wikipedia.org/wiki/Refer%C3%A9ndum_sobre_la_iniciativa_del_proceso_auton%C3%B3mico_de_Andaluc%C3%ADa). Lo que demuestra que el candidato de Podemos tiene unas lagunas históricas muy sorprendentes (para ser profesor de universidad: lo que da una visión de en qué manos está la educación de los jóvenes).

Además, metió la pata en aspectos lingüísticos (encima dándoselas de listo, que es peor), como la pifia de decir "House Water Watch Cooper" (en vez de PwC), que ha sido un fenómeno viral en la red, con bromas y gracietas que si fuera de Podemos, me darían vergüenza.

Y por si fuera poco confundió una frase que imputó a Winston Churchill, cuando en realidad es del autor norteamericano Gregg Easterbrook (experto en diversas áreas tan diferentes como el cambio climático o el fútbol americano, y sus estadísticas); o también de otra frase muy parecida del economista británico Ronald Coase (1910-2013), que en 1981 decía en su libro How should economists choose? una cita muy parecida: "Si torturas los datos lo suficiente, la naturaleza siempre confesará".

Vamos, derroche de cultura y conocimientos lingüísticos e históricos digno de todo elogio. Por no hablar de la maldita hemeroteca que está persiguiendo al partido (la derrota-varapalo del chavismo en Venezuela ha sido un duro golpe para el clan de los Monedero & Friends: Iglesias-Errejón-Monederohimself).

Donde sí que estuvo bien Iglesias fue en ese minuto final (o minuto de gloria). En donde dijo que no hay que olvidar lo que han hecho PP-PSOE durante sus gobiernos (EREs, preferentes, Gürtel, Púnica, Caso Pujol, recortes,…)  a la hora de votar (de lo mejor del debate, debo reconocer).

En cuanto a lo que se dice que ganó quizas fue por cuatro razones. Fue el que mejor se adaptó al medio televisivo porque lo que importa es la forma en que se dicen las cosas no en lo que se dice (con mensajes tranquilos y directos). Su organización ya copaba las redes sociales antes del debate (lo que ya predisponía la balanza sin duda alguna). Apeló a las emociones (como en el minuto de oro antes comentado). Y sus rivales flojearon, lo que hacen que el tuerto sea el rey en el reino de los ciegos.


¿Y Albert Rivera?

Pues Rivera empezó mal. Muy nervioso e inquieto, como si no estuviera cómodo (algo raro, pues se supone que es un "experto" en debatir). Quizás había generado tantas expectativas que ante pequeños fallos el castillo se derrumba. Se mostró, al principio del debate muy nervioso y sobreactuado, con una gestualidad muy excesiva y un empeño en intervenir en más ocasiones de las que le tocaba. Quizás porque normalmente no suele recibir ataques dialécticos a tres bandas (pues tanto Soraya, como Pedro y Pablo atacaron al líder naranja); y eso es lo que pasa cuando estás acostumbrado a ambientes cómodos, que cuando pasas a un ambiente hostil, te cuesta.

Aunque, tuvo momentos buenos como cuando se apoyó en noticias de la prensa para nutrir sus argumentos al hablar de Cataluña o de corrupción. Se esforzó por aportar datos concretos al discurso. Su reforma fiscal (bajada de 3% del IRPF y complemento salarial) costaría 7.800 millones; criticó que con PP y PSOE España ha superado el 20% de paro en los últimos 30 años, dijo que su plan contra el fraude fiscal aportaría 20.000 millones al Estado. Dejó claro que no apoyará a Sánchez o Rajoy, pero que «intentará gobernar» (otra cosa es que luego se desdiga, pero claro creo que lo dejó). Muy comentada fue su propuesta de aumentar la natalidad, que dio para todo tipo de comentarios. 
Reconozco que estuvo soberbio cuando mostró hechos que revelan pagos en sobres a Rajoy cuando era ministro (lo que descolocó a Soraya). Además, creo que demuestra una gran destreza para recuperar y utilizar ambiguamente, según convenga, piezas, tejidos y estilos asociados históricamente con la izquierda o la derecha (en donde el viejo y anquilosado uniforme diplomático occidental se antoja mucho más actual).
Al ampararse en el privilegio que da situarse en el centro político, justifica su indeterminación estilística (desde el terciopelo conservador, hasta la pana progresista. Así como las mangas de camisa "podemita"). Y es precisamente esa conciencia (estrategia) suya sobre el poder de la ropa para transmitir con éxito un mensaje que lo aventaja frente a sus adversarios.

¿Pero ganó alguien?

Creo que no ha habido un ganador claro. Sin embargo creo que sí hubo un perdedor claro, el candidato ausente (algunos dirán lo contrario, que su ausencia es un símbolo de fortaleza, pero es que la cobardía no es fortaleza, sobre todo cuando ha sido su tónica en esta legislatura: no dar la cara). De los presentes, el perdedor fue claramente Pedro Sánchez.


Conclusiones.

El debate estaba incompleto. Creo que IU y UPyD debían haber estado en el debate. Aunque me temo que ninguno de los cuatro partidos representará un cambio real (ni siquiera Podemos creo que sea un partido más). Por lo que al final será más de lo mismo: una monarquía de partidos (aunque con una ventaja; que los partidos nacionalistas ya no tendrán el poder que tienen).

Y así nos va,

JIV



NOTA ADICIONAL. DATOS:

En la encuesta de El País, Iglesias habría ganado el debate con un 51% de los votos. Un porcentaje muy similar al del diario El Confidencial, donde el líder de Podemos también ganaba con más del 50% de los votos, o El Español con un 49%. En El Diario, Iglesias gana con un 59%, seguido de Sánchez con un 29%; mientras que en el diario El Mundo gana por un 40%, seguido de Sáenz de Santamaría con un 30%; y en 20 minutos con un 46%, seguido de Rivera con un 28%.

También en ABC ha ganado el líder de Podemos, con un 39%, seguido de la vicepresidenta del Gobierno, con un 28%. En la encuesta realizada por este portal en Twitter, también ha sido Iglesias el vencedor con un 61%.

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