

Además, se han puesto de moda las terrazas de invierno. Y con ello, han aumentado los ingresos de los ayuntamientos por las autorizaciones de crear terrazas, los calentadores se han agotado. Incluso algunos ven en esto una nueva oportunidad de negocio.
Vamos, que, a simple vista, hemos ganado todos.
Pero no todo son buenas dichas. Muchos sitios han tenido que cerrar o despedir empleados (se calcula un 20% de puestos de trabajo que se van a destruir), porque en muchos casos se han perdido clientes (los fumadores que ya no van a tomarse el café o la caña, o a comer, en mucho casos o en vez de tomar 3 copas, se toman 1). Ahora, como delincuentes, tienen que salir a fuera si desean tomarse un café, una copa, o una cerveza (por poner ejemplos). Hay muchos sitios en donde la mayoría de clientes era fumadora; con la nueva ley estos sitios están vacíos. Me parece muy mal, pero que muy mal que se impida el libre ejercicio de la libertad a los ciudadanos, sean o no sean fumadores. ¿Por qué no hay locales sólo para fumadores y en otros, espacios sin humo? ¿Por qué no se ha permitido a los restaurantes mantener esos salones para fumadores, que ya estaban habilitados para ello, con el consiguiente coste para el empresario que invirtió? ¿Acaso no debería prevalecer la seguridad jurídica?
En este país lo que no faltan son bares, barre de copas y restaurantes. ¡Si en una manzana hay cientos! Por lo tanto, creo que debería haber prevalecido algo más de sentido común y de libre ejercicio de la libertad.
En efecto, la Ley en cuestión, desde mi punto de vista, es un atentado grave a la libertad de los españoles, ya que invade el ámbito privado prohibiendo fumar en bares y restaurantes. Esta ley introduce un nuevo precedente de patria potestad del Estado dictando a los individuos pautas de conducta que merman la autonomía de la voluntad individual (algo parecido ocurrió con la asignatura de principios generales del movimiento).
Este gobierno, el cual nos ha repetido hasta la saciedad cansina el derecho que tienen las personas a decidir sobre su propio cuerpo y lo han puesto incluso por encima de los del nasciturus (seres humanos) en el controvertido tema del aborto voluntario. Ahora vienen a recortar al propietario de un establecimiento comercial lúdico el derecho a decidir sobre si desea que sus clientes sean fumadores (es decir, la libertad del empresario de elegir a qué segmento de la población desea dirigirse), o no, y a éstos, les niega un lugar donde ejercer una actividad completamente legal.
El gobierno argumenta la imposición de esta ley para no perjudicar a los no fumadores. Pero si hubiera bares para fumadores y bares sin humo, los no fumadores no deberían imponer sus derechos en los bares, restaurantes para fumadores. Y mientras no esté prohibido fumar tienen derecho a tener locales en donde fumar. Todos tienen derecho a fumar y a no tener que tragar los humos. Pero todos.
Es decir, siguiendo con este argumento que nuestro paternal Gobierno, deberá en lo sucesivo prohibir cualquier cosa, que sea perjudicial (aún de manera indirecta) para la salud (aunque me temo que esto es para reducir gasto sanitario de una manera traicionera). Por ejemplo, debería prohibir la circulación de vehículos a motor, pues contaminan, debería prohibir la circulación aérea pues también contaminan y encima también hacen mucho ruido. También debería prohibir el alcohol, pero todo, hasta las cervezas y el vino, pues en exceso son perjudiciales. No hablamos ya de la carne, que con el clenbuterol ya tenemos bastante.
Lo curioso de esta ley antitabaco es que no obliga a retirar las máquinas expendedoras del tabaco. Es decir, las personas, no pueden fumar libremente en un local (ejerciendo un derecho fundamental de libertad de actuación), pero sí que pueden comprar en el local tabaco, el cual no pueden fumarse ese paquete. De locos oiga.El tabaquismo, así como la drogadicción, el alcoholismo, y todos los hábitos o vicios sociales perjudiciales para la salud, no deberían ser combatidos mediante leyes prohibitivas limitadoras de la libertad individual, que a menudo se demuestran ineficaces, sino mediante la información, la educación y el convencimiento, o sea, mediante el apoyo a quienes tienen esta misión, que no es del Estado, sino de los padres, los tutores y educadores.
¿No sería este un tema adecuado para formación para la ciudadanía?, Ah, tiene usted razón estimado lector, que esa asignatura está reservada para el adoctrinamiento por parte del gobierno (de cualquier gobierno).
Y luego tenemos las perlas de nuestra cultísima ministra de Sanidad (sí, esa, no piensen en otra), confundiendo la tipología jurídica del delito con la mera infracción administrativa.
Esto es un país de fábula
JIV
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