
Primero. Solo por las fechas próximas de convocatoria de elecciones municipales y autonómicas se debería mirar con lupa cualquier presentación de cualquier partido de cualquier ideología. Aquí no hay “fumus bonis iuris”. Y ante la duda, se debe rechazar la presentación del citado partido a las próximas elecciones (“ponerle en cuarentena”).
Segundo. Ellos dicen que rechazan la violencia. Curioso. Pues no rechazan la violencia pasada y no hablan de rechazar la extorsión a empresarios por el impuesto revolucionario (que el Tribunal Supremo ha señalado como instrumento del terrorismo). Tampoco dicen que rechazan la violencia callejera (reconocida como parte de la estrategia terrorista de ETA).
Y Tercero. No condenan la violencia terrorista como tal. Señalando que si ETA cometiera algún atentado de sangre si lo rechazarían. De esto se deduce dos cosas. ETA no sólo no se va a disolver a medio plazo, sino que encima tiene capacidad ofensiva de atentar.
Por lo tanto, haríamos un flaco favor a la lucha antiterrorista durante los últimos 15 años si legalizáramos este partido. Por lo menos para las próximas elecciones municipales y autonómicas.
JIV
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