sábado, 19 de octubre de 2013

EL FAISÁN


Si. Ahora toca el Faisán. No me meteré en los enredos jurídicos de la sentencia. Solo las consecuencias del mayor caso de colaboración con terroristas que ha existido en Europa (y probablemente en cualquier Estado de la OCDE).
 
La sentencia de la Audiencia Nacional sobre el chivatazo no pasará a la historia por su brillantez en la exposición de razonamientos jurídicos, pero tal vez sí por lo contradictorio de sus argumentos. Pues castiga el chivatazo pero no ve indicios de delito de colaboración. Además de presumir que los acusados declarados culpables actuaron por su cuenta y riesgo (algo que nadie se cree). 
 
Veamos. 
 
¿Qué es entonces permitir la libertad de los sospechosos y la evaporación de un dinero (que al cambio eran nueve millones de las antiguas pesetas) que ETA pudo emplear en cualquiera de los atentados que cometió a partir de entonces? ¿Cuánto explosivo se puede conseguir con 54.000 euros? Lo relevante no es que fueran detenidos unos días después, es que a corto plazo permitieron la destrucción de pruebas y la puesta a buen recaudo de una cantidad de dinero que el terrorismo pudo utilizar para sus actividades (no precisamente propias de una hermanita de la caridad).
 
La gente critica a los que denunciaron la negociación como traición a los muertos, y que encontraron en el caso faisán el pretexto que necesitaban para amplificar, con un escándalo judicial, el estrépito político y mediático que tenían organizado contra el Gobierno de Zapatero.
Algunos alaban el proceso por el resultado del mismo. Pero conviene no olvidar que el resultado del proceso fue la destrucción de parte de un parking de la T4 de Barajas y el asesinato de Armando Estacio y Luis Alonso Palate (cuyo único pecado fue esperar durmiendo a que llegara el avión trasatlántico que traía de vuelta a sus familiares). Victimas injustamente olvidadas por la propia sociedad, que merecen reconocimiento. 
 
He llegado a escuchar barbaridades de que la acción de los dos condenados por la Audiencia Nacional había servido para que ETA anunciara su abandono de la actividad armada cinco años y medio más tarde. ¿Es que esto se lo cree alguien? La negociación se encontraba en una fase crítica cuando el soplo frustró las detenciones; pero dejar de hacerlas en aquel momento no tuvo consecuencias, ya que el aparato de extorsión de ETA fue detenido sin contratiempos 50 días después (menuda mentira, cincuenta días para eliminar pruebas y entregar un dinero que no pudo ser aprehendido).
 
Por último añadir que la derrota operativa de ETA se ha producido (y se la debemos todos los ciudadanos en agradecimiento) por la acción de la Guardia Civil y los Cuerpos de Seguridad del Estado contra ellos, no por ayudarles a escapar. Y son éstos los que detienen a los terroristas, no los señores ministros (que si por ellos fuera….).
 
Los verdaderos culpables de este chivatazo (el que era el jefe de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y el mismísimo Ministro del Interior, por aquellos entonces) están en la calle. 
 
¡Qué país Dios mío!
 
Y así nos va.
 
JIV

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