Si. Ahora toca el Faisán. No me meteré en los enredos
jurídicos de la sentencia. Solo las consecuencias del mayor caso de
colaboración con terroristas que ha existido en Europa (y probablemente en
cualquier Estado de la OCDE).
La sentencia de la Audiencia Nacional sobre el chivatazo no
pasará a la historia por su brillantez en la exposición de razonamientos
jurídicos, pero tal vez sí por lo contradictorio de sus argumentos. Pues
castiga el chivatazo pero no ve indicios de delito de colaboración. Además de presumir
que los acusados declarados culpables actuaron por su cuenta y riesgo (algo que
nadie se cree).
Veamos.
¿Qué es entonces permitir la libertad de los sospechosos y la
evaporación de un dinero (que al cambio eran nueve millones de las antiguas pesetas)
que ETA pudo emplear en cualquiera de los atentados que cometió a partir de
entonces? ¿Cuánto explosivo se puede conseguir con 54.000 euros? Lo relevante
no es que fueran detenidos unos días después, es que a corto plazo permitieron
la destrucción de pruebas y la puesta a buen recaudo de una cantidad de dinero
que el terrorismo pudo utilizar para sus actividades (no precisamente propias
de una hermanita de la caridad).
La gente critica a los que denunciaron la negociación como
traición a los muertos, y que encontraron en el caso faisán el pretexto que
necesitaban para amplificar, con un escándalo judicial, el estrépito político y
mediático que tenían organizado contra el Gobierno de Zapatero.
Algunos alaban el proceso por el resultado del mismo. Pero
conviene no olvidar que el resultado del proceso fue la destrucción de parte de un parking de la
T4 de Barajas y el asesinato de Armando Estacio y Luis Alonso Palate (cuyo
único pecado fue esperar durmiendo a que llegara el avión trasatlántico que
traía de vuelta a sus familiares). Victimas injustamente olvidadas por la
propia sociedad, que merecen reconocimiento.
He llegado a escuchar barbaridades de que la acción de los dos
condenados por la Audiencia Nacional había servido para que ETA anunciara su abandono
de la actividad armada cinco años y medio más tarde. ¿Es que esto se lo cree
alguien? La negociación se encontraba en una fase crítica cuando el soplo
frustró las detenciones; pero dejar de hacerlas en aquel momento no tuvo
consecuencias, ya que el aparato de extorsión de ETA fue detenido sin
contratiempos 50 días después (menuda mentira, cincuenta días para eliminar
pruebas y entregar un dinero que no pudo ser aprehendido).
Por último añadir que la derrota operativa de ETA se ha producido (y se
la debemos todos los ciudadanos en agradecimiento) por la acción de la Guardia
Civil y los Cuerpos de Seguridad del Estado contra ellos, no por ayudarles a
escapar. Y son éstos los que detienen a los terroristas, no los señores
ministros (que si por ellos fuera….).
Los verdaderos culpables de este chivatazo (el que era el jefe de los
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y el mismísimo Ministro del Interior,
por aquellos entonces) están en la calle.
¡Qué país Dios mío!
Y así nos va.
JIV
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