No ha habido una reforma más relevante durante el gobierno
de Mariano Rajoy que el de las pensiones, en donde los jubilados han sido el
colectivo que más ha recibido atención. En efecto, una de las promesas que
Rajoy hizo fue el que nunca congelaría las pensiones (y que sería lo último que
se tocaría). En cierto modo ha sido una promesa cumplida. Si bien hay que tener
en cuenta que hizo trampa entre 2012 y 2013, puesto que no actualizó las
prestaciones en relación al incremento del IPC. Pero a pesar de ello,
"técnicamente", no congeló las pensiones.
Para garantizar la sostenibilidad de las pensiones, según el
argumentarlo el gobierno del PP, se incluyó una cláusula dedicada al nuevo
Índice de Revalorización (IRP). Los expertos que el Gobierno convocó plantearon
una fórmula que se dirigía a equilibrar los ingresos y los gastos a lo largo
del ciclo. En el siguiente artículo (http://nadaesgratis.es/j-ignacio-conde-ruiz/el-nuevo-factor-de-sostenibilidad-del-sistema-publico-de-pensiones-en-espana)
Rafael Domenech y Víctor Pérez, explican el sistema del siguiente modo:
"La revalorización de las pensiones vendrá dada por la diferencia entre la
tasa de crecimiento nominal de los ingresos a la Seguridad Social y la tasa de
crecimiento de los gastos si no se actualizasen las pensiones".
En otras palabras. Se calculan los ingresos y gastos y se
ajustan las prestaciones en consonancia. Si hay más ingresos, es posible subir
más las pensiones, en caso contrario, habrá que congelarlas o incluso bajarlas.
Claro, que siempre hay alternativas si un gobierno no quisiera asumir el coste
electoral de la medida (congelación o disminución de la pensión), tales como
sacar las prestaciones del sistema, financiarlo via impuestos…
Pero, si se destina más dinero a través de los presupuestos
se está reconociendo implícitamente que el sistema (pese a todo lo dicho) no es
sostenible. Y tiene un segundo coste que a veces no se tiene en cuenta, si se
pagan las pensiones con impuestos, o se suben o hay que recortar en otras
partidas.
El hecho de aprobar el IRP hizo que se introdujese algo de
claridad en el sistema. Esta claro que cada gobierno de turno podrá actuar a
discreción, pero en teoría, los interesados en la información podrán saber como
están las cuentas (expertos, analistas, cargos en Bruselas, ciudadanos de a pie…).
Pero solo en teoría, pues el gobierno no ha publicado la cifra real del IRP en
ningún solo año. Sencillamente, se publicaba una disposición que establecía que
las pensiones se revalorizaban un 0,25% (https://www.boe.es/boe/dias/2015/12/30/pdfs/BOE-A-2015-14267.pdf).
Pero nadie sabe cual es la cifra real del IRP. Algunos la estiman que está por
debajo del 0,25%, incluso negativa. Concretamente se piensa que el índice para
2014 fue de -2,57%, en otras palabras, un descuadre de casi tres puntos. La transparencia
brilla por su ausencia en un tema tan importante como este. Y por supuesto, el
Ministerio de Empleo no da las cifras, cuando deberían estar publicadas. Aunque
a mi no me parece nada extraño la verdad.
La autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal
(AIREF), organismo creado por el gobierno presionado por Bruselas para el
control de las cuentas públicas, ha insistido en la publicación del dato. La
AIREF publicó el pasado noviembre un informe sobre este ratio IRP (http://www.airef.es/es/contenidos/opiniones/386-la-airef-considera-que-corresponde-aplicar-la-subida-minima-de-las-pensiones),
en el que afirmaba textualmente que "con los valores utilizados por el
Ministerio de Empleo y Seguridad Social, corresponde aplicar a las pensiones
contributivas la subida mínima del 0,25%& en 2016".
Pero esta autoridad no da una cifra del IRP, pues no tiene los
datos necesarios para su cálculo. A pesar de que señala en aplicar tal subida a
las pensiones hay unas cuantas advertencias que es preciso tener en cuenta:
Ø
El propio Ministerio no ha facilitado a la
autoridad fiscal información detallada sobre el escenario macroeconómico
subyacente en sus previsiones y tampoco sobre las fuentes de ingresos.
Ø
El IRP tiene un claro impacto en la sociedad y
es un elemento clave para reforzar la sostenibilidad a medio plazo del sistema
de pensiones. Se solicita más transparencia en su cálculo (advertencia
realizada ya en 2015).
Ø
La publicación de las series de datos para su cómputo
(ingresos y gastos y los supuestos macroeconómicos subyacentes) así como el
resultado obtenido en el cálculo del IRP, aportaría transparencia y una mayor
compresión por parte de los ciudadanos de este mecanismo.
Ø
En virtud del a DA 1ª de la Ley 23/2013 la
información debe ser publicada.
Pero, el lector se preguntará (y con razón), a dónde quiero
ir a parar. Pues esta claro, ¿Por qué oculta una cifra que le puede servir, en teoría,
para sacar pecho ante sus votantes?
Respuesta sencilla, el IRP ha sido negativo en los últimos
tres años. Lo que implica necesariamente que las pensiones deberían haber
bajado para garantizar su sostenibilidad. La decisión política de fijar un mínimo
del 0,25% ha permitido subir las pensiones de manera ligera, así les venden a
los pobres jubilados la mentira de que, gracias a que el IPC está en negativo,
han ganado poder adquisitivo en esta legislatura. Verdad, pero a costa de la
sostenibilidad a medio plazo de las pensiones (y cuando digo medio plazo digo
2-3 años).
Hay una respuesta algo más complicada. Hay otra razón por la
cual no se publica el IRP. La reforma de las pensiones se aprobó con un lema,
"sostenibilidad". Lo que hizo el gobierno del PP es que se asume el
coste de las reformas con el objetivo de asegurar las cuentas a medio plazo. Así,
en 2013, fecha clave en donde los inversores internacionales y socios europeos
tenían la mirada en las cuentas públicas no era una cuestión baladí. Se aprobó
una reforma que abría las puertas a reducir las pensiones si no había
suficiente liquidez para su pago. Algo valiente, pero que no es tal.
Si el índice IRP es negativo y el límite mínimo del 0,25 %
entra en juego casi siempre, entonces es como si no se hubiera aprobado la
reforma. Es una mentira muy calculada, pero una mentira al fin y al cabo. Y esto
tiene repercusiones importantes. Un IRP negativo, pero con subidas de la pensión
(al porcentaje ya citado) implica que desaparece la propia definición de sostenibilidad,
pues no se aplica el índice que compensa los gastos e ingresos.
La clave está en cuantos años entra en juego este índice. Pues
cuando se aprobó la reforma, parecía que el IRP iba a estar muy por encima del
0,25% y que solo en los años de crisis con pocos cotizantes o de inflación
reducida el resultado sería inferior. Así, el ya mencionado límite mínimo
actuaría como un recurso de última instancia para evitar pérdidas de poder
adquisitivo en los peores momentos.
Pero si todos los años se aplica la revalorización es porque
el IRP es inferior a ese limite, por lo que el IRP deja de tener sentido. La excepción
convertida en regla. El sistema es igual de insostenible que antes, pero nos
creemos el cuento del gobierno. Bien hecho Mariano.
Lo grave es que incluso es peor, porque hasta 2013 las
pensiones se revalorizaban conforme al IPC (o no subían nada si éste era
negativo) y han subido con un IPC negativo. Mensaje que se envía muy peligroso,
y que es mejor que pocos los sepamos. Salvo que alguien del gobierno piense que
es mejor ocultar la cifra real: pues parece que hay un agujero que ya se vio en
la reforma, pero que no se sabe la magnitud del mismo.
Apañados vamos, bueno, apañados los pensionistas que en
pocos años se quedarán sin pensión. Pero algunos insisten en votar a ese
partido (en fin luego nos quejaremos).
Y así vamos,
JIV
1 comentario:
Por si alguien no se entera. El agujero es más grande de lo que se piensa.
http://vozpopuli.com/analisis/79229-las-irreales-previsiones-del-pp-sobre-la-seguridad-social
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