jueves, 12 de noviembre de 2009

ACIERTO Y FALLO. (SOBRE EL ABORTO II)

El señor Martínez Camino señala, la mujer, en la mayoría de los casos, «es también una víctima». Acierto, pues en efecto la mujer en muchas ocasiones aborta por presión social, familiar, mediática, en otras (una minoría) ejerce su "supuesto derecho" de aborto. Digo supuesto, porque no se ha demostrado jurídicamente que el aborto sea un derecho, pues hasta la ley que propone el gobierno, era considerado un delito, el cual se justificaba y exculpaba en tres determinados supuestos que no señalaré en este momento pues no es el caso. Y un delito, no es un derecho (de momento).
Tampoco expondré cuales son las presiones que en muchas ocasiones recibe la mujer, porque para cada caso pueden ser variadas. Es cierto que ante una tragedia como ésta la mujer debería de recibir todo el apoyo de su familia y ayudarla en la decisión. Pero creo que se trivializa el problema, pues asimismo, si una mujer no puede tener el hijo, la familia, la sociedad y el estado, deben ayudar a la mujer en ese momento de su vida, para que pueda tener al niño sin presiones (a través de políticas sociales, económicas o fiscales, como señala el art 39.1 de la Constitución).

Igualmente señala que quien apoya el aborto están objetivamente en pecado público y no pueden ser admitidos en la sagrada comunión". ¿Podemos excomulgar a cualquier político que apoye el aborto? La verdad es que se han oido muchas barbaridades sobre este tema (incluso algunos sugiriendo herejía). Sin embargo, aquí reside el fallo de Martínez Camino. No haber explicado mejor la frase. Pues en efecto, sólo se puede excomulgar a católicos válidamente bautizados según señala el código de derecho canónico. Y no a cualquiera. Y tampoco es igual la excomunión con la declaración de apostasía. Ésta consiste en ir al arzobispado de Madrid y firmar un documento por el que se declara uno apóstata y pide al mismo que deje de constar su identidad en el registro de católicos. Tampoco es un trámite difícil (a pesar de lo que señale la gente). A diferencia de lo que ocurre con el Islam o con el Hinduísmo o con el Judaísmo (las cuales si te declaras apóstata eres una auténtica aberración para su comunidad).

Pero en resumidas cuentas, cualquier obispo (que es quien tiene la facultad de excomulgar, en una diócesis) puede excomulgar a cualquiera y por cualquier hecho. Aunque pueda haber cierta hipocresía, creo que el fallo reside siempre en no saber comunicar bien las cosas. O bien que los periódicos tergiversan deliberadamente la información.

JIV

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