jueves, 27 de enero de 2011

TODOS SOMOS MARTA

Todos somos Marta del Castillo. O mejor dicho, todos somos los padres de Marta. El hecho de perder a un hijo es trágico, pero si encima es hijo único y de esta manera tan cobarde y cruel es algo que no deseo ni a mi peor enemigo.

Veamos. Hace dos años esta chiquilla sevillana desapareció sin dejar rastro. Su cuerpo no ha aparecido. Los asesinos confesos, que son 3, llevan dos años pitorreándose de la Justicia, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de la sociedad española.

Uno se pregunta ¿Cómo pueden tres chulos niñatos reírse de todos sin que nadie haga nada? ¿Es que no saben lo que ha costado buscar el cuerpo de Marta donde ellos han dicho que está en tres sitios distintos? Se la ha buscado en el Guadalquivir (con lo difícil que es una búsqueda de este calibre en algunas zonas del río y con el coste de recursos que conlleva); se la ha buscado en el vertedero municipal de Sevilla (con lo difícil e ingrato que es analizar toneladas y toneladas de basura de una ciudad y alrededores de casi 2 millones de personas); y se la ha buscado en una zanja sin resultado alguno.

Pero ¿esto que es? ¿No se les puede presionar un poco? Claro, como nuestro sistema penal es de protección al criminal y al delincuente (la víctima y familiares no reciben ayuda alguna del Estado, mientras que el criminal tiene médicos, psicólogos y abogados gratuitos para el solito); no solo en el trato, que a veces llega a ser un trato exquisito (mientras que a las víctimas se las ningunea), sino en las consecuencias jurídicas del hecho, que es que son de chiste (estos tíos en 10 años estarán en la calle, y si no al tiempo). Luego llegan algunos y dicen que nuestro sistema penal es serio, y duro y que no es momento de abrir debates. En Estados Unidos a estos tíos les caerían por lo menos 30 años (como mínimo); en Holanda y Bélgica hay cadena perpetua y no pasa absolutamente nada.

Pero lo que no es de recibo es que, las personas de buena fe, tengamos que mantener un sistema que permite que ciertos sujetos no solo se aprovechen del sistema sino que encima se ríen de todos nosotros. Esto es intolerable. Está claro que en este país ser un asesino, terrorista o corrupto es un chollo (no así si hablamos de delitos menores, en donde, curiosamente, el sistema sí es contundente)

Decía Aristóteles que la justicia es distributiva y que hay que dar a cada uno lo suyo. Pero en España esto no se cumple. Por lo tanto, la justicia no es justicia (será otra cosa).

JIV

P.D.- Por el cumplimiento íntegro de las penas (sin reducciones de ningún tipo en caso de delitos graves de sangre y terrorismo) y por la implantación de la cadena perpetua ya (ya que eso de los trabajos forzados no se estila). Pues las tesis del carácter resocializador de las penas es un despropósito en muchos casos.

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